Los Juegos Olímpicos ya tienen nueva sede y fecha: Brisbane 2032. La ciudad australiana albergará la celebración de las Olimpiadas dentro de poco más de una década. Esta noticia, y la celebración de los Juegos Olímpicos de Tokio en 2021, traen de vuelta una vieja pregunta que no parece tener fácil respuesta: ¿hasta qué punto beneficia a las ciudades celebrar estos eventos deportivos?
Beneficios y perjuicios, ¿hacia dónde se inclina la balanza?
En los portales de noticias de economia existe desde hace tiempo un arduo debate sobre los beneficios de organizar unos Juegos Olímpicos. Y es que, este es un tema en el que hay que ver hasta qué punto compensan las posibles ganancias de albergar unas Olimpiadas, con los costes de su organización.
Sin embargo, de forma global, se ha podido observar que los países que acogen los Juegos Olímpicos ven aumentadas sus exportaciones, ya que de alguna manera, están lanzando un mensaje de apertura a las relaciones comerciales. Así se recoge en una investigación llamada The Olympic Effect, realizada por Andrew K. Rose y Mark M. Spiegel.
También se ha sugerido que la celebración de los Juegos Olímpicos de verano supone un importante impacto positivo sobre las contribuciones filantrópicas de las empresas que tienen su sede en la ciudad anfitriona, que redunda en beneficio del sector filantrópico a nivel local. Estos efectos comenzarían unos años antes de la celebración de las Olimpiadas, y duraría algunos años más tras las mismas.
Así pues, este evento supondría un aumento de las oportunidades de las ciudades a la hora de influir en las corporaciones locales, de manera que puedan beneficiar tanto al sector filantrópico local en particular, como a la sociedad civil en general. Son las conclusiones extraídas por András Tilcsik y Christopher Marquis en Punctuated Generosity: How Mega-events and Natural Disasters Affect Corporate Philanthropy in U.S. Communities.
A pesar de las investigaciones realizadas, saber cuál es el coste real de celebrar unos Juegos Olímpicos es complicado, por la existencia de datos que son variables de una convocatoria a otra.
¿Cuáles son las fases por las que pasa la ciudad sede de unos Juegos Olímpicos?
El informe titulado El impacto de los Juegos en las sedes Olímpicas, realizado por Richard Cashman (Director del Centro de Estudios Olímpicos de la Universidad de Nueva Gales del Sur), trata arroja luz a este tema.
Según este estudio, dicho impacto varía durante cuatro fases distintas, que se describen a continuación:
- Candidatura. La ciudad tiene que diseñar un plan destinado a convencer al COI (Comité Olímpico Internacional), además de a la comunidad de acogida y a los grupos clave de interés en dicha urbe. Es necesario prometer que el impacto de los Juegos Olímpicos no perjudicará ni a la misma ni al país, demostrando que la población conseguirá un beneficio y no habrá una carga excesiva para los ciudadanos, sino una mejora en su calidad de vida.
- Organización. Este es un periodo complicado para los organizadores, ya que tienen por delante la labor de realizar una buena administración y solventar todos los problemas que se den durante este tiempo. Entre los contratiempos más habituales que se presentan están los intereses políticos, obras en las ciudades, promesas medioambientales que no se cumplen, o unas expectativas demasiado altas.
- Celebración de los Juegos Olímpicos. Aunque este en principio sería el momento culmen de todo el proceso, lo cierto es que también es un periodo de alivio, ya que los ciudadanos comienzan a sentir una menor carga. Algunos de ellos se quedan en la ciudad, viviendo de cerca el evento e incluso acudiendo a las competiciones. En cambio otros prefieren marcharse durante esos días. Pero lo que es evidente es que si los Juegos Olímpicos resultan ser un éxito, es un momento de gloria y disfrute. Por lo contrario, cuando hay problemas de seguridad o de transporte, el ánimo colectivo suele ser negativo.
- Posteriormente a los Juegos Olímpicos. Durante la historia de las Olimpiadas, ha sido frecuente que no haya habido una buena planificación tras la celebración de las mismas, ya que las ciudades sede suelen centrarse en las etapas anteriores. Una de las decisiones fundamentales es qué destino dar a la infraestructura de los Juegos Olímpicos, especialmente cuando estas han sido creadas al efecto, debiéndose buscar un beneficio económico a las mismas. Cuando estas instalaciones no resultan de provecho, suelen producirse fuertes críticas.
El papel de las ganancias del COI en los beneficios de las ciudades anfitrionas
Haciendo balance de las últimas convocatorias de los Juegos Olímpicos, se ha puesto de manifiesto que ha habido importantes aciertos en lo referido a los beneficios conseguidos por las ciudades sede. No obstante, también se han producido destacables fracasos para las economías locales e incluso nacionales.
Además, el porcentaje de ganancias que se lleva el COI se ha convertido en un problema para las ciudades sede con el paso de los años. Mientras que en los Juegos Olímpicos de Barcelona de 1992 este organismo se hizo con el 4% de ganancias, en la edición de 2016 en Londres, el porcentaje aumentó hasta el 70%, según señaló Business Insider.
María Gil Fernández