Icíar Bollaín cautiva con un biopic de Carlos Acosta en San Sebastián

San Sebastián, 23 sep (dpa) – El cubano Carlos Acosta acaparó hoy todos los focos y aplausos con «Yuli», un biopic del bailarín dirigido por Icíar Bollaín en la tercera jornada del Festival de Cine de Sebastián, donde el argentino Benjamín Naishat presentó a concurso «Rojo», una alerta sobre el peligro del regreso del fascismo.

La realizadora madrileña (Madrid, 1967) recibió una contundente ovación en su tercer intento de alzarse con la Concha de Oro en San Sebastián, donde ya ganó dos premios de Plata por «Te doy mis ojos» en 2003.

Y opciones parece tener con esta aplaudida historia que lleva como título el apodo de infancia del que después se convertiría en el primer bailarín negro en interpretar algunos de los papeles más importantes del Royal Ballet de Londres, entre ellos el de Romeo.

Carlos Acosta (La Habana 1973), se interpreta a sí mismo en esta película que entreteje imágenes y coreografías de ballet, que se intercalan para contar su difícil infancia y los forzados inicios en el mundo del baile, la soledad, el racismo, la difícil relación con su padre y el avance de su carrera.

«Es de lo más enriquecedor que he hecho en mi carrera», confesó Acosta en rueda de prensa. «Pero también fue traumático porque ya había escrito una autobiografía como terapia y me encontré reviviéndolo de nuevo, recordando a mis padres ya fallecidos», dijo refiriéndose a «No Way Home», en la que se inspira el guión de la película que firma el escocés Paul Laverty, habitual de Kean Loach.

La historia de Acosta es también la de una dolorosa distancia de su familia y de su Cuba natal para convertirse en una estrella internacional. Porque si en algún momento sintió «la carga de Cuba sobre sus espaldas», siempre quiso volver. Allí trabaja hoy en varios proyectos y pretende reabrir en algún momento la abandonada Escuela de las Artes. «Siento un infinito amor por mi país. Siempre se habla de la ideología pero a mí me motiva la gente. Cuba Siempre va a estar conmigo donde yo esté».

En la película el bailarín también se pone en la piel de su padre en las coreografías que narran la historia en paralelo, evidenciando la compleja relación que siempre tuvo con su progenitor.

«Al principio bailaba para satisfacer el sueño de su padre», confiesa. Pero «él acabó siendo la estrella de mi vida. Gracias a él soy quien soy», cuenta sobre una relación llena de luces y sombras e incluso violencia.

«Yuli» se convirtió hoy en la primera película dirigida por una mujer de las cinco que concurrirán por la Concha de Oro en esta 66 edición del certamen.

Coincidiendo con ello, el festival fue hoy escenario de la firma de la «Carta por la Paridad y la Inclusión de las Mujeres en el Cine», en un acto al que acudieron la vicepresidenta de Gobierno, Carmen Calvo, y el ministro de Cultura y Deportes, José Guirao, entre otros.

Con la misiva, presentada públicamente en la pasada edición del Festival de Cannes por el colectivo 5050×2020, el festival del norte de España se comprometió a recopilar estadísticas sobre la participación de mujeres en el cine y garantizar la paridad en el comité de selección de películas en 2019, entre otros.

También a concurso se presentó hoy la chilena «Rojo», una película policíaca retro en la que el cineasta argentino Benjamin Naishtat propone un regreso a la década de los 70 desde la narración, protagonizada por Darío Grandinetti, Andrea Frigerio y el chileno Alfredo Castro.

«Rojo» se desarrolla con el telón de fondo de los asesinatos y desapariciones inmediatamente anteriores al golpe de Estado de 1976 en Argentina, un contexto que sin embargo se oculta bajo la aparente normalidad de un pueblo de provincias en el que el protagonista (Grandinetti) lleva una vida tranquila con su familia. Hasta que un extraño suceso viene a perturbarlo, y un detective (Castro) a buscarlo.

La cinta es también un llamamiento a estar «muy activamente conscientes de la historia», que traza un «paralelismo nítido con la época actual» en la que la gente se está volviendo a volcar en movimientos que rozan el fascismo, alertó su director.

El tercer título a competición por la concha de Oro de la jornada fue «Alpha, The Right To Kill», la versión cinematográfica de la serie «Amo» de Netflix, que llega de la mano del filipino Brillante Mendoza, un habitual de otros festivales que llega por primera vez a San Sebastián.

La cinta destapa el lado oculto de las controvertidas operaciones policiales contra el narcotráfico intensificadas con el presidente Rodrigo Duterte, a través de un thriller ficcionado que sorprende al poner el foco más en la corrupción interna de la policía que en la violencia.

Desde Asia hizo también histórica el cineasta japonés Hirokazu Koreeda, que se convirtió en el primero de ese continente en ser reconocido con el honorífico Premio Donostia, tras el gran éxito cosechado con la Palma de Oro en el pasado festival de Cannes con «Shoplifters», otro de sus característicos dramas familiares.

Por Raquel Miguel (dpa)