Historia de los Mundiales, Sudáfrica 2010

Andrés Iniesta marca en la final de 2010MADRID (dpa) – El 11 de julio de 2010, Andrés Iniesta escuchó el silencio. En el Soccer City de Johannesburgo había más de 80.000 espectadores, pero para el elegante centrocampista, todo se detuvo justo un segundo antes de lograr el gol más trascendente de la historia del fútbol español.

«Es difícil escuchar el silencio, pero yo en ese momento escuché el silencio y sabía que ese balón iba dentro», dijo Iniesta en el programa de televisión «Informe Robinson», donde quizá más abiertamente habló el tímido jugador del Barcelona del momento más grande de su carrera.

Faltaban cuatro minutos para terminar la prórroga y el marcador de la final de Sudáfrica 2010 seguía 0-0. Holanda jugaba con un hombre menos después de un partido donde exhibió una extrema dureza y ya sólo esperaba llegar a los penales. Las fuerzas no le sobraban a nadie, pero a España aún le quedaba algo en la reserva.

La jugada fue larga. El balón pasó por Jesús Navas, Iniesta, Cesc Fábregas, otra vez Navas, Fernando Torres y de nuevo Fábregas antes de volver al pequeño centrocampista del Barcelona.

Sólo fueron dos toques: control y disparo. Apenas unos segundos para el resto del planeta, pero no para Iniesta. «Se para todo y sólo estamos yo y el balón. Como cuando ves una imagen en cámara lenta. Para mí fue así», recordó.

No sólo fue un gol en la final del Mundial. Fue el gol. El tanto que terminó con décadas de amarguras y frustraciones para los fans españoles. Fue el gol que dio el primer título mundial a su país, que hasta entonces únicamente había pasado de cuartos de final en una ocasión, en 1950.

Pese a llevar la camiseta del rival, Iniesta fue aplaudido la siguiente temporada en todos los campos de España. Pero la mayor ovación la recibió precisamente en el estadio del gran rival de Barcelona, el Espanyol.

Ningún homenaje a Dani Jarque, un jugador espanyolista muerto en 2009 por un problema cardíaco a los 26 años, tuvo mayor impacto que el que le brindó Iniesta justo después de marcar el gol de la victoria en la final del Mundial, cuando cientos de millones de personas miraban el televisor.

«Dani Jarque, siempre con nosotros», se leía en la camiseta interior blanca que el barcelonista, amigo del fallecido desde la infancia, mostró al quitarse la de España durante la celebración.

«Me hace feliz que no sólo yo sea recordado, sino que también Dani Jarque sea recordado», explicó Iniesta, a quien en España se aprecia no sólo por su exquisita técnica con el balón, sino por su carácter discreto y modesto.

«Lo que ve la gente es lo que me han enseñado mis padres», asegura el jugador, que cuando aún era un niño abandonó su Fuentealbilla natal, un pequeño pueblo del centro de España, para viajar a Barcelona y formarse como futbolista en el centro de alto rendimiento de «La Masía».

Su ascensión hasta la titularidad en el primer equipo no fue fácil, pero en 2010 estaba ya asentado entre la élite del fútbol español. Sin embargo, la temporada previa al Mundial fue un tormento para el jugador, que llegó a sufrir hasta cuatro lesiones musculares, la última apenas dos meses antes de viajar a Sudáfrica.

«Ese día me mató. Fue uno de los días que más hundido me he sentido», confesó. «La gente no es consciente de momentos muy muy difíciles durante todo el año», agregó. «Llegué a perder la confianza en mi juego».

La historia de Iniesta es paralela a la de España. La derrota por 1-0 en el debut ante Suiza generó dudas, pero ganar 2-0 a Honduras y 2-1 a Chile ayudó al equipo dirigido por Vicente del Bosque a asentarse en el torneo.

«Y a partir de octavos es cuando empieza el verdadero Mundial», advirtió Iniesta. España ganó 1-0 a Portugal, 1-0 a Paraguay y 1-0 a Alemania en su camino hasta la final de Johannesburgo.

Un día antes del partido, el fisioterapeuta Raúl Martínez hizo el último chequeo al jugador. Por primera vez en mucho tiempo, todo estaba en su sitio en el cuerpo de Iniesta. Había llegado su momento, el momento de escuchar el silencio antes de la gloria.

Por Ignacio Naya