Historia de los Mundiales, Inglaterra 1966

El polémico gol de HurstPYONGYANG (dpa) – Eusebio brilló con Portugal, Beckenbauer hizo su presentación con Alemania y Bobby Charlton lideró al equipo local.Pero Inglaterra 66 dejó para el recuerdo la exótica participación de Corea del Norte y uno de los goles más polémicos de la historia del fútbol.

El delantero inglés Geoffrey Hurst, todavía un novato en el equipo, consiguió un triplete en la victoria de su selección por 4-2 sobre Alemania en la final que se disputó en Wembley. Pero fue su segundo tanto -el tercero de Inglaterra en tiempo extra- el que causó particular amargura a los alemanes, cuando el línea soviético Tofik Bakhramov falló que el balón cruzó la línea tras rebotar en la parte baja del travesaño.

«¿Fue gol? ¿Cruzó la pelota la línea?», se pregunta el ex delantero del West Ham United en su libro «1966 y todo eso». «Esas dos preguntas me han perseguido durante la mayor parte de mi vida adulta… yo no sé las respuestas. No creo que alguna vez las sepa».

«Habiendo escuchado los argumentos durante décadas, y mirado el ‘replay’ cientos de veces por televisión, debo admitir que pareciera que el balón no cruzó la línea… pero hasta que alguien pruebe lo contrario, estoy feliz de apoyar a Herr (Gottfried) Dienst y a Tofik Bakhramov», dijo refiriéndose al árbitro suizo y al línea soviético que quedaron desde entonces en la historia para la polémica.

Las hazañas más grandes con frecuencia penden del más delgado de los hilos y de la más afortunada de las coincidencias.

La hora más importante para Inglaterra vendría de la mano de un entrenador que no había sido la primera elección para el cargo, de tácticas que terminaron de elaborarse cuando el Mundial ya había comenzado y de un atacante que arrancó el certamen en el banco de suplentes.

Inglaterra, aunque competitiva, difícil de vencer y una de las favoritas al título, era considerada «eficiente más que inspirada».Equipos como Argentina, el Brasil de Pelé, la Alemania de Uwe Seeler y el Portugal de Eusebio parecían tener una mayor calidad de origen.

También la Italia bicampeona del mundo era considerada una clara candidata al triunfo. Por eso nadie contaba con Pak Do Ik.

El norcoreano es hoy un empleado de imprenta jubilado, con gafas y pelo canoso, pero que aún recuerda con emoción sus años como futbolista y, sobre todo, su gran momento de gloria cuando se ganó el sobrenombre de «El Dentista».

En 1966, él y sus compañeros de la selección de Corea del Norte se enfrentaron a la potente selección de Italia ante 28.000 espectadores en Middlesbrough. Antes de que el árbitro señalase el comienzo del partido, los norcoreanos estaban casi temblando.

Enfrente tenían a estrellas del calibre de Gianni Rivera y Sandro Mazzola, famosos y ricos en todo el mundo. Pak admite que él y sus compañeros tenían «un poco de miedo» por lo que ocurriese en el partido.

Pero sus temores resultaron infundados, y el gol del extremo derecho Pak selló una victoria por 1-0 que entró en la historia como una de las mayores sorpresas en un partido de fútbol.

La prensa británica saludó el triunfo de los norcoreanos como «un cuento de hadas». Un diario aseguró que se trató del «mayor desastre para Italia desde la caída del Imperio Romano». Corea del Norte avanzaba a la segunda fase y los «azzurri» tenían que hacer las maletas.

«En aquel momento, Italia era el mejor equipo del mundo. Dos veces campeones mundiales», afirma Pak. «Por eso el recuerdo no se borrará nunca».

Toda Italia apodó a su verdugo como «El Dentista», porque no podían imaginar que alguien les hiciese tanto daño.

El cuento de hadas pareció continuar cuando los norcoreanos se adelantaron en Liverpool por 3-0 en sólo 23 minutos ante Portugal en cuartos de final. Pero la carroza se convirtió en calabaza cuando los inspirados portugueses, liderados por un Eusebio que anotó cuatro goles, remontaron para terminar ganando 5-3.

«Fue una lástima», afirmó Pak durante una entrevista con la agencia dpa en Pyongyang. «Si nos hubiéramos organizado mejor podríamos haber pasado».

Los desconocidos jugadores del régimen stalinista de Kim Il Sung llegaron al Mundial sólo 13 años después del final de la dura guerra de Corea, que había dividido la península en dos países. A partir de entonces, sin embargo, cederían el protagonismo en el fútbol a sus vecinos del sur. No volverían a un Mundial hasta Sudáfrica 2010.

El viejo estadio de Ayresome Park en Middlesbrough fue derruido para dejar paso a una urbanización cuando el club de la ciudad se trasladó a su moderno coliseo de Riverside. Pero en medio de la nueva construcción se dejó una huella justo en el punto en el que Pak golpeó el balón que lo llevó a la fama.

Por Bill Smith y Ben James