
(dpa) – Ni los máximos responsables de una empresa pueden simplemente aparcar sus sentimientos en la vida laboral. Estar siempre de buen humor e intentar transmitir continuamente la buena onda no siembre ayuda, aun cuando ello forme parte del estilo de gestión.
Un actitud auténtica es más importante que estar de buen humor todo el día, según la opinión de la psicóloga ocupacional Laura Venz, publicada en la revista «topeins» de la asociación alemana de seguros de accidente DGUV.
Para Venz, miembro de la universidad Leuphana de Luneburgo, el ser auténtico no significa tampoco que los directivos tengan que ser gruñones.
Y si les falta empatía, tienen que buscarla, pues precisamente son los directivos y los gerentes quienes tienen que saber reconocer cómo se van a sentir sus empleados y poder actuar en consecuencia.
A través de entrenamientos los directivos que a menudo reaccionaban irritados, coléricos o ansiosos pueden incluso descubrir cuáles son sus puntos débiles y trabajar para poder controlar mejor esas emociones.