Doha, 2 ene (dpa) – Nunca es tarde, podría decirse a sí mismo David Ferrer, que a los 32 años y con 15 temporadas trabajando juntos decidió dejar su entrenador de toda la vida e iniciar una nueva etapa. ¿La razón? La relación ya no iba a ninguna parte, admite.
“Mi relación con Javier (Piles) no daba más de sí”, explicó el español a la agencia dpa tras caer eliminado el miércoles en la segunda ronda del torneo de tenis de Doha.
«Tengo muchas ganas en esta nueva etapa, una gran ilusión… Aunque no habrá grandes cambios», resumió.
Esa falta de cambios se plasma en la continuidad que supone quedarse con José Francisco Altur, un técnico que ya ha viajado con él en el pasado y que habla igualmente de seguir con la línea de trabajo actual, aunque aporte algunas novedades.
«Tenemos que procurar que David sea más agresivo en ataque. Que juegue más puntos cerca de la red y los cierre con la volea», explica el técnico, que sin querer entrar en intimidades sobre la ruptura con Piles, cita como explicación «el desgaste».
La relación entre Ferrer y Piles fue una de las más singulares del panorama tenístico. En esos 15 años en los que ambos pasaron juntos del anonimato de un club de tenis valenciano a la elite mundial no faltaron historias singulares. Una fue la de Piles encerrando a Ferrer en un cuarto oscuro cuando no se esforzaba; otra, la del jugador volviendo a los entrenamientos tras comprobar la dureza de ganarse la vida como albañil.
«Ha sido muy duro, por la relación personal que existe después de tantos años. Pero creo que los dos pensamos que era la mejor solución posible. Seguimos en contacto, nos enviamos mensajes a diario», resume Ferrer, número tres del ranking mundial.
Todo hace indicar que esa relación «que no daba más de sí» y la búsqueda de una mayor agresividad podrían estar relacionadas con el deseo de Ferrer de alcanzar nuevas metas, en particular algún triunfo de Grand Slam. Pese a sus numerosos éxitos, incluyendo una temporada de siete títulos como la de 2012, Ferrer sólo llegó a una final de un grande en toda su carrera, la de Roland Garros 2012.
Para mejorar, Ferrer necesita trabajar en la sintonía fina: «Tenemos que trabajar también en la toma de decisiones, sobre todo en los momentos importantes, contra jugadores importantes», explica el técnico.
El inicio de temporada del español está siendo paulatino, calmado. Después de una exhibición en Abu Dabi, en el primer torneo de la temporada en Doha pasó apuros en su primer partido contra el ucraniano Alexander Dolgopolov y luego cayó en segunda ronda frente al alemán Daniel Brands.
«Fue un partido en el que él mandó todo el tiempo con su saque. Es evidente que me falta frescura. Pero estas dos semanas de partidos son un buen rodaje», resume Ferrer, que la semana próxima disputará el torneo de Auckland como inmediato prólogo a su participación en el Abierto de Australia.
Altur cree que el objetivo para el primer tramo de la temporada es, sobre todo, «mantener el nivel, e ir consiguiendo la chispa que ahora le falta».
«Todo nuestro trabajo debe ser progresivo, con la vista puesta en que David ya es veterano y queremos que su carrera se prolongue años».