
(dpa) – El debate constante sobre los posibles daños a la salud de la radiación de los teléfonos móviles se actualiza con el inicio de la expansión de las redes de 5G. Por eso, la Fundación Warentest (entidad alemana de consumidores que lleva a cabo y publica periódicamente tests de calidad) revisó todos los estudios sobre telefonía móvil y salud y los analizó con un grupo de expertos.
Incluyó entre éstos el más reciente estudio en animales y publicó los resultados en la nueva edición de su revista «Test». La conclusión es que según el estado actual de la investigación no hay razón para preocuparse. Y la expansión del 5G no modifica eso en nada.
Sin embargo, quien quiera prevenir, puede hacer algunas cosas. Sobre todo son importantes las medidas de protección para los niños, porque comparativamente hay pocos estudios sobre los posibles efectos en su salud. Entre estas medidas, figura:
– Controlar la recepción: Los teléfonos móviles adaptan su potencia de emisión a las circunstancias. Cuánto más débil es la red móvil, más fuertes serán las señales que emita el aparato. Quien se quiera proteger, debería evitar las conversaciones telefónicas en lugares con mala recepción, como la que se da en un tren, en autos sin antena exterior o en zonas con cobertura deficiente.
– Alejar el celular del oído: La intensidad de los campos electromagnéticos baja rápidamente con la distancia. Ya unos pocos centímetros hacen una enorme diferencia, según los expertos. Por eso, se recomienda hablar por teléfono con un headset (auricular con micrófono). Otra alternativa a tener el teléfono en la oreja es ponerlo en altavoz.
– Analizar la tasa de absorción específica: SAR es la sigla en inglés de tasa de absorción específica (specific absortion rate) y define la cantidad de energía que es absorbida por tejidos cercanos vivos a un celular que está emitiendo. El valor SAR válido más alto es de dos vatios por kilogramo. Para cada modelo de teléfono móvil, el fabricante establece un valor SAR con una prueba estandarizada.
De todas maneras, los expertos en tests de calidad critican el hecho de que este valor se establezca con la máxima potencia de emisión, algo que un móvil casi nunca alcanza en la práctica. Por eso, el valor SAR en realidad aporta poca información sobre la radiación real en la vida cotidiana.