Excursión culinaria en el «Costa neoRiviera».

El nuevo concepto de lentitud de la  naviera CostaBARCELONA (dpa) – Varios tipos de aceite de oliva mediterráneo están alineados en la mesa a la espera de ser degustados. «El aceite refinado se conserva durante más tiempo», explica Marco, de la Universidad de Ciencias Gastronómicas de Pollenzo, en el norte de Italia. La gente que está sentada en la mesa tiene curiosidad por saber cómo saben los aceites: ¿con un toque de pimienta, a almendras o a plátanos? ¿Estamos asistiendo a una informal sesión de degustación en la Toscana? No, se trata de una excursión culinaria en el «Costa neoRiviera».

No todo es aceite de oliva. El programa prevé para más tarde una muestra de cómo los italianos preparan el fusilli o el dolce amore, su popular postre dulce. Y como no podía ser de otra forma, también hay catas de vino. Sin embargo, después del aceite de oliva, que estimula el apetito, vamos primero a tomar un aperitivo en la cubierta superior, cerca de la chimenea del «Costa neoRiviera».

Algunas cosas parecen ser diferentes en este viaje en crucero. El barco es relativamente pequeño. Con «solo» 624 camarotes, la naviera Costa encarna una nueva interpretación de lo que significa un viaje en crucero, el llamado «slow cruise»: viajes por el Mediterráneo que en varios aspectos pretenden ser «lentos». Con ellos se busca abrir un nuevo nicho en el negocio de los cruceros.

En muchos puertos, los barcos permanecen amarrados más tiempo, también durante la noche, lo que demuestra que la velocidad no es importante. Los barcos también se dirigen a destinos más solitarios. Y gracias a la cooperación con «Slow Food», el movimiento de Carlo Petrini que propaga una nueva conciencia culinaria, con ingredientes siempre frescos, también los gourmets pueden estar contentos.

El nuevo concepto de lentitud de la  naviera CostaEl viaje por el Mediterráneo pretende ser relajado, con horas de comer flexibles, sin la obligación de sentarse en la mesa, y excursiones culinarias, algunas de ellas en pequeños grupos. La naviera promete a sus pasajeros «viajes auténticos, muy lejos del ajetreo del turismo de masas». El primer viaje «lento» se dirigió primero a Tolón, luego a Barcelona, una metrópoli que no está precisamente muy alejada del turismo de masas, y después a Sicilia, Malta y la costa de Amalfi. Para el verano figura en el programa un viaje de 11 días a seis islas mediterráneas.

En muchos aspectos, el nuevo programa de la naviera, que en 2012 recibió un duro golpe con el naufragio del «Costa Concordia», aún está en sus inicios. Durante el primer «slow cruise» no hubo una excursión por tierra a la población medieval francesa Le Castellet ni otra a las explotaciones vinícolas de Bandol, en la Provenza, aunque estaban programadas. En su lugar se organizó un viaje a Saint-Tropez.

El nuevo concepto de lentitud de la  naviera CostaTambién el programa de servicios y ofertas a bordo del barco puede ser mejorado, porque justamente el «concepto flexible» no debe llevar a la situación estresante de que no se sabe cómo pagar los aperitivos que figuran en la carta. Sin embargo, el mayor problema probablemente es la necesidad de «educar» un poco a los pasajeros.

Por otro lado, una de las ventajas de esta variante de un viaje en crucero es, por ejemplo, que en Barcelona los gourmets, después de un paseo por La Rambla, pueden ir tranquilamente por la noche a cenar y probar vinos en el restaurante «slow food» que se encuentra allí, porque su barco permanece firmemente anclado en el puerto hasta el día siguiente. Así hay tiempo para visitar el museo Picasso o la fantástica catedral Sagrada Familia de Antoni Gaudí.

Estas posibilidades son especialmente atractivas para un grupo de personas que la naviera pretende atraer con su programa: las parejas. El área para niños a bordo del barco es bastante pequeña, lo que dice mucho. Como momento culminante, los barcos de Costa, que también se desplazan tranquilamente por las aguas del norte de Europa, África y el océano Índico, prefieren ofrecer un «menú para gourmets en un ambiente romántico con velas y bajo un cielo estrellado».

Por Hanns-Jochen Kaffsack