Berlín, 6 feb (dpa) – La Berlinale arrancó hoy con uno de sus comienzos más potentes de los últimos años: el particular universo visual de Wes Anderson y la delicada interpretación de Ralph Fiennes brillan en la tragicomedia «El Gran Hotel Budapest», que inaugura por todo lo alto la carrera por el Oso de Oro.
Así, el primer gran certamen europeo del año abre el telón con el sabor nostálgico de la vieja Europa retratada por Stefan Zweig, en el que Anderson («The Royal Tenenbaums», «Moonrise Kingdom») afirma haber encontrado su fuente de inspiración. «Aunque nuestra historia no se basa en ninguna de sus obras, sí que recrea ese ambiente», explicó el cineasta.
Sin embargo, lejos de la Viena de «Carta de una desconocida», «El gran hotel Budapest» se enmarca en la república de Zubrowka, un lugar imaginario situado en la Europa del Este. Allí se erigía uno de esos hoteles majestuosos donde los huéspedes más refinados y pudientes mantenían una especie de segunda residencia.
El artífice de que esa pequeña burbuja de lujo y distinción se mantuviera como suspendida en el tiempo era su legendario conserje, Gustave H., a quien da vida Ralph Fiennes. «Escribimos ese personaje con Ralph en mente», contó Anderson sobre la elección del actor, con el que nunca había trabajado.
Y es que el protagonista de «El paciente inglés» consigue hacer creíble a este hombre un tanto irreal, de maneras teatrales y con un exquisito dominio del lenguaje. «No sé si alguien más podía hacer sonar esa poesía y ese modo de hablar de manera tan auténtica», dijo el cineasta. «Pero yo sólo conocía a Ralph».
Fiennes, que ya presentó en Berlín su debut en la dirección con la shakesperiana «Coriolanus», encabeza un estelar reparto cuajado de rostros conocidos en la filmografía de Anderson: Willem Dafoe, Owen Wilson, Tilda Swinton, Adrien Brody, Edward Norton y por supuesto Bill Murray repiten con el cineasta en este nuevo filme.
«Bueno, entre nosotros se acabó el romance», bromeaba el protagonista de «Lost in Translation» sobre su relación con Anderson, con quien trabajó entre otros en «The Darjeeling Limited» o «Fantastic Mr. Fox». «Ahora lo veo más como una relación padre-hijo».
Ese reparto coral, al que se suman Mathieu Almaric, Jeff Goldblum, Jude Law, Saoirse Ronan y Léa Seydoux, se mueve en un mundo que se desmorona con la llegada de la guerra. Entre medias, el conserje Gustave y su botones (encarnado por el actor de origen guatemalteco Tony Revolori) se convierten en víctimas de una conspiración.
La acción se dispara con el misterioso asesinato de Madame Céline, una adinerada anciana enamorada de Gustave. «Así soy cuando me quito todo este maquillaje», bromeaba Tilda Swinton sobre su lograda caracterización. Su última voluntad es que el conserje del Gran Hotel Budapest herede un cuadro renacentista de valor incalculable, pero su familia no está dispuesta a tolerarlo.
No es casualidad que el certamen berlinés se decantara por este esperado trabajo de Anderson para inaugurar su alfombra roja. Y es que además de estar rodado en unos antiguos almacenes art déco de la ciudad alemana de Görlitz, en la frontera con Polonia, aborda una de las temáticas que más se verán en esta Berlinale: la nazi.
Aunque «El Gran Hotel Budapest» inventa sus propias fuerzas fascistas y una particular esvástica, ahora en zig zag, los paralelismos con la irrupción del régimen de Adolf Hitler y el fin de aquella Europa de los años 30 que tanto atormentó a Zweig son claros.
George Clooney y su odisea en «The Monuments Men»; «Diplomatie», de Volker Schlöndorff, o el documental sobre Heinrich Himmler «The Decent One» son algunos de los títulos que podrán verse a lo largo de estos diez días en un festival que siempre ha velado por combinar el glamour con un cine político y comprometido.
Por Elena Box