Berlín, 9 feb (dpa) – Última musa del controvertido Lars von Trier, Charlotte Gainsbourgh (Londres, 1971) cuenta en entrevista con dpa cómo fue el rodaje de «Nymphomaniac», cuya primera parte íntegra se estrenó hoy mundialmente en la Berlinale. Ni la hija de Serge Gainsbourgh y Jane Birkin ni el cineasta comparecieron en la rueda de prensa.
dpa: ¿Qué fue lo que le motivó para hacer «Nymphomaniac»?
Gainsbourgh: Él (Von Trier) me lo pidió.
dpa: ¿Y haría todo lo que él le pidiera?
Gainsbourgh: (risas) Sí, no creo que tuviera dudas tratándose de un proyecto con él. Admiro mucho su trabajo, sus reflexiones, su manera de contar las cosas. No es sólo lo que dicen sus filmes y cómo, sino simplemente la experiencia de trabajar con el en una escena. No hay nada comparable. Es como si exploráramos juntos una escena en lugar de proponer lo que uno cree. Él acompaña.
dpa: ¿Cómo fue el rodaje de las escenas de sexo? ¿Se sintió intimidada?
Gainsbourgh: Sí, por supuesto. Toda la parte masoquista del filme me resultaba vergonzosa y fue un poco humillante, pero ahora, cuando pienso en ello, me lo pasé bien. Era tan extremo que sólo podías pasarlo bien. Fue muy dramático, pero nos reímos. Ponerme una prótesis vaginal a las 08:00 de la mañana era un poco patético, pero también algo divertido de recordar.
dpa: ¿Hubo en «Nymphomaniac» algo que no hubiera hecho nunca en una película?
Gainsbourgh: Todo. Las conversaciones con Seligman, nunca había hablado tanto. Lars ya había avisado de que habría una parte con mucho diálogo. Y luego la experiencia masoquista, algo que se ve en la versión sin cortes del filme y que jamás había hecho. Todo. La atracción por una chica joven, todo. Parece que hablo de las películas de Lars como si fuera el paraíso y no hubiera nada más allá. Sé que cada película tiene su aliciente y todas son distintas. Por eso, una se decide por proyectos que jamás ha hecho, en los que espera que haya algo nuevo.
dpa: ¿Necesitó dobles en muchas escenas?
Gainsbourgh: En los momentos en que se ven penetraciones, no somos nosotros. En los golpes, los momentos masoquistas, no es mi trasero. Y cuando se ve una vagina, no es la mía.
dpa: ¿Es «Nymphomaniac» porno?
Gainsbourgh: No trata de eso. Sé que se ha hablado mucho, divierte hablar sobre el sexo, la provocación, los aspectos pornográficos del filme, pero la película no es eso realmente. A quienes les guste el porno se van a sentir muy decepcionados, creo. Para mí, trata del viaje por la vida de una mujer que es excesivamente crítica consigo misma, se ve como una persona sin moral y quiere convencer a Seligman (Stellan Skarsgard) de que es mala persona (…) Tiene un hambre de sexo muy poco común y se retrata a lo largo de su vida sexual.
Por Julia Wäschenbach