BercodiPress : No hace muchos años quien aquí hoy escribe era una especie de aprendiz de cocina que manchaba más que “cocinaba”, nada extraño para un eterno principiante, pero con el paso del tiempo me di cuenta de que en una cocina lo fundamental es el orden y la limpieza, trabajar en un ambiente “agradable” nos ayuda a desarrollar nuestra creatividad y a dejar a un lado “la empanada” que nos puede llevar a no saber ¿Dónde están las cosas?
La empanada es algo muy nuestro, muy español y muy guasón, por todos son recordados aquellos tiempos de televisión en los que la empanada era sinónimo de malicia y carcajadas, hoy en este martes os voy a explicar algo sencillo, como hacer empanadas de piña con chocolate…
Lo principal es tener un buen horno, un poco de paciencia y buen pulso, con esto ya hemos avanzado…
La masa de la empanada la podemos hacer a mano y dedicar varias horas a esperar a que este en su punto, pues el secreto siempre está en la masa y en su periodo de “fermentación” o ir a lo fácil, la mejor opción en estos tiempos de “corre, ve y dile..” ,por tanto mi consejo (no ha de ser el mejor) es que usted compre la masa de empanada ya hecha, si le tengo que decir una marca me quedo con “La Cocinera” (y no pagan por ello)
Bien, primero encendemos el horno a unos 240 grados, no más… para que vaya calentando, con un rodillo de cocina extendemos la masa y la dejamos “reposar” el tiempo en el que abrimos una lata de piña natural y troceamos la misma y a la vez que partimos unas onzas de chocolate “negro”, me gusta la marca Valor (tampoco pagan por ello)
Ahora llega el momento más divertido, el momento en el que usted no debe de comerse la piña ni el chocolate, es la hora de meterle a la masa un trozo de piña, añadirle “un poco” de chocolate y cerrarlo a mano o con un tenedor eso ya queda a “gusto del consumidor”, las colocamos en la bandeja que meteremos en el horno y así sucesivamente…
Si usted aprovecha bien la masa le puede alcanzar para más o menos una docena de sabrosas empanadillas rellenas de piña y chocolate fundido, el tiempo de “coción” siempre depende de su horno, unos van mejor que otros, pero en unos diez minutos ya pueden estar listas, compruébelo cuando vea que comienzan a dorar y antes de que se “abran”, las saca del horno con cuidado de no quemarse los dedos, se sienta en el sofá… y si tiene vida de “dos” le da una a su parienta o pariente, se reboza de chocolate, deja que la piña haga el resto y que sean ustedes felices….
Y recuerde… Feliz es aquel que sabe apreciar las pequeñas cosas que le rodean…
Mañana quizás nos encontremos otra vez, no olviden sonreír.
Bruni Bo.