Madrid, 26 may (dpa) – Las elecciones europeas del domingo fueron un terremoto electoral para los dos grandes partidos de España, que marca un antes y un después en el panorama político del país.
El Partido Popular (PP) de Mariano Rajoy y el Partido Socialista (PSOE) de Alfredo Pérez Rubalcaba se hundieron estrepitosamente, más el segundo que el primero, en lo que puede marcar el principio del fin de la hegemonía absoluta de las formaciones que han gobernado España desde la transición democrática.
Juntos perdieron cinco millones de votos frente a las anteriores elecciones europeas.
Por primera vez no superaron entre ambos el 50 por ciento de los sufragios, en el peor de sus resultados en la historia de la democracia española. En los comicios al Parlamento Europeo de hace cuatro años sumaron juntos algo más del 80 por ciento de los votos.
La del domingo fue la primera gran derrota electoral del bipartidismo español, castigado por unos ciudadanos a los que su gestión de la crisis económica y los graves casos de corrupción que los salpican han ido enfrentando con la clase política tradicional.
«Gana el PP, pierde el bipartidismo», proclamó el diaro «El País» en la primera página de una edición en la que tituló su editorial «Golpe al bipartidismo». «El Mundo» fue más cauto y habló de «toque de atención al bipartidismo» y de «varapalo» al mismo como principal conclusión del resultado electoral.
Al PP de Rajoy le han hundido sobre todo sus recortes frente a la crisis económica, los incumplimientos de su programa electoral y el «caso Bárcenas», en el que se investiga una presunta financiación ilegal. Y fue la división de la izquierda la que le permitió ganar.
Al PSOE le ha erosionado el 15-M ante su incapacidad de mostrarse como alternativa al PP.
Podemos, un partido heredero del movimiento de los indignados que nació hace apenas cuatro meses, irrumpió convirtiéndose en la cuarta fuerza nacional con votos de la izquierda, muchos de los socialistas, según los análisis postelectorales de hoy.
Las encuestas anticipaban desde hace tiempo el desgaste del bipartidismo en España. No ha habido un vuelco electoral como por ejemplo en Francia, pero el golpe que sufrió el establishment político que forman el PP y el PSOE fue mayor de lo que habían apuntado los sondeos realizados de cara a las elecciones europeas.
«El bipartidismo en España ha muerto o por lo menos apunta a su final», escribía el vicedirector de «El Mundo» Rafael Moyano. «No es un drama, pasa en muchos países, y aquí PP y PSOE llevan mucho tiempo haciendo méritos para acabar con su hegemonía».
Los comicios a la Eurocámara dejan un escenario de fragmentación que hasta ahora no había habido nunca.
Izquierda Unida (IU), la tercera fuerza nacional, ha ganado votos y eurodiputados. Podemos irrumpe de la nada como cuarto partido. Unión, Progreso y Democracia (UPyD), hasta ahora cuarta fuerza, gana votos aunque se vea desplazada por Podemos.
Y otros partidos más pequeños que tenían alguna representación a nivel regional y municipal -Ciudadanos y Primavera Verde, la coalición en la que están los ecologistas de Equo- ganan votos suficientes para entrar en la Eurocámara.
Si lo que ocurrió el domingo es el preludio de lo que pasará en las elecciones municipales y autonómicas que se celebran justo dentro de un año, PP y PSOE se verá abocados a buscar apoyos para poder formar gobiernos estables. En año y medio, además, son las elecciones generales.
Por Sara Barderas