Río de Janeiro, 28 oct (dpa) – El ultraderechista Jair Bolsonaro fue elegido hoy presidente de Brasil, en una elección marcada por el enfado de millones de brasileños tras años de una grave crisis institucional y el descrédito de las viejas clases políticas.
Bolsonaro, un controvertido ex militar de 63 años, ganó la segunda vuelta de las presidenciales con al menos el 55,18 por ciento de los apoyos, frente al 44,82 por ciento que obtuvo el izquierdista Fernando Haddad, según el escrutinio oficial al más del 99,7 por ciento de los votos válidos.
Bolsonaro era desde hace semanas claro favorito para ganar unos comicios marcados por una alta polarización política, y será el primer presidente de extrema derecha en el gigante sudamericano tras el final hace 33 años de la última dictadura militar (1964-1985).
«No se podía seguir ‘flirteando’ con el socialismo, el comunismo, el populismo y el extremismo de izquierda», dijo Bolsonaro en su primera intervención después de que se conociera su victoria.
Muchos de sus compatriotas ven al nuevo jefe de Estado, calificado como el «Donald Trump brasileño» por su agresivo discurso nacionalista, como un peligro para la democracia en la economía más grande de América Latina.
Entre varios otros escándalos, el presidente electo es polémico por sus insultos a mujeres, negros y homosexuales, y por sus elogios de la tortura y de la dictadura.
«Nuestro Gobierno será constitucional y democrático», dijo Bolsonaro en su discurso transmitido en las redes sociales, casi el único espacio en el que se expresa públicamente después de haber sido acuchillado a comienzos de septiembre durante un atentado ocurrido en plena campaña electoral.
Haddad reconoció su derrota en una breve comparecencia en su sede de campaña en la metrópoli Sao Paulo, pero evitó felicitar a Bolsonaro.
«Vivimos un periodo en el que las instituciones son colocadas a prueba en todo instante», dijo el político de 55 años del Partido de los Trabajadores (PT).
«Tenemos una tarea enorme en el país, que es, en nombre de la democracia, defender el pensamiento, las libertades de los 45 millones de brasileños que votaron por nosotros», agregó.
El heredero de Luiz Inácio Lula da Silva llegó a la segunda vuelta impulsado por la alta popularidad del carismático ex presidente, pero cargó con el lastre de los casos de corrupción atribuidos al PT en el marco de la megacausa «Lava Jato» («Lavado de autos»).
Lula, celebrado por haber sacado a millones de personas de la pobreza durante sus dos mandatos (2003-2010), cumple hoy una pena de cárcel de 12 años por cargos vinculados con «Lava Jato».
Bolsonaro llega a la presidencia impulsado por el voto de protesta de millones de brasileños hastiados de las revelaciones de corrupción, la crisis económica y la ola de violencia que castiga en los últimos años al país.
El atentado que sufrió el 6 de septiembre lo ayudó en parte a cimentar su popularidad. Su ausencia en los debates y en las calles la compensó con su presencia masiva en las redes sociales.
La investidura de Bolsonaro será el 1 de enero de 2019. Más de 147 millones de brasileños estaban llamados a las urnas en la elección más grande de América Latina.
Brasil está sumido desde 2014 en una fuerte crisis institucional por los casos de corrupción destapados sobre todo por el caso «Lava Jato» («Lavado de autos»).
A ello se suman los efectos de una dura recesión, que condujo a una contracción del 7 por ciento del producto interno bruto (PIB) entre 2015 y 2016, y una ola de violencia e inseguridad. En 2017 fueron asesinadas más de 63.000 personas en el país.
Rabia y odio al PT
Bolsonaro cosechó apoyos en amplios sectores de la población, incluso entre votantes más moderados, con su agresivo discurso contra las élites políticas y sus promesas de mano dura para combatir el crimen.
«Su propuesta que más me gusta es la de la seguridad. Hoy en día no puedes salir en Río de Janeiro sin miedo a ser asaltado», dijo a dpa Leandra Nascimento, una muchacha negra de 22 años, que acudió después de votar a celebrar a la casa de Bolsonaro, en el acomodado barrio de Barra da Tijuca, en la zona oeste de Río.
«Este país necesita un cambio», agregó Nascimento, natural del noreste de Brasil, tradicional bastión del PT. «Yo voté en 2014 por el PT, mi familia siempre votaba en el PT, ahora está dividida. El PT ya tuvo su oportunidad y no hizo nada».
«Él es el único candidato que está preparado para cambiar el país y que no recibió sobornos», consideró por su parte Kelly Barreto, de 33 años. «Sacar del poder a la mafia del PT será un gran comienzo», agregó.
«El voto fue la opción que tuvimos para sacar al PT del poder», dijo Ricardo Soares, de 55 años. «Como la oposición no puede decir que él recibió sobornos, entonces buscan otro motivo para hablar mal de él, y dicen todo lo que dicen, pero él no es racista ni homofóbico», agregó para defender al nuevo presidente.
Los electores de Haddad, por su parte, ven al nuevo presidente como una amenaza para la democracia brasileña.
«Bolsonaro representa para mí un gran retroceso para mi país», dijo Carla Oliviera, una arquitecta de 42 años. «Es un candidato que no respeta a las personas ni a las instituciones», agregó.
«Sobre activistas como nosotros dijo que sólo queda el exilio o la cárcel», recordó una de los últimos discursos del candidato. «Yo siento miedo».
Por Isaac Risco y Fernando Duclos (dpa)