El tercero en discordia: Los kurdos de Irak sueñan con la independencia

Los kurdos de Irak sueñan con la independenciaERBIL, IRAK (dpa) – El estratega peshmerga apunta con un señalador al mapa de Irak colgado en la pared. Lo traslada por la frontera siria en movimientos con forma de onda y baja hasta la ciudad rica en petróleo de Kirkuk, en dirección a Irán. En total, según afirma el secretario general en el Ministerio de las Fuerzas Armadas kurdas, Yabar Jawar Manda, el territorio autónomo del Kurdistán comparte ahora una frontera de 1.050 kilómetros con el grupo terrorista Estado Islámico de Irak y Siria (ISIS).

«Los soldados y policías iraquíes han huido todos, sin excepción», dice con tono de burla. Si los peshmergas kurdos no hubieran suplido ese vacío de poder, «los terroristas estarían aquí». Con ese «aquí», este subteniente que habla desde su oficina de Erbil se refiere a la parte de Irak que aún está relativamente segura. Suya es la responsabilidad de la seguridad en la región, y su estrategia se aplica en el frente, con temperaturas que por el día llegan a los 45 grados centígrados.

Proteger sus fronteras preocupa enormemente a los kurdos, aunque lo cierto es que ellos se sitúan entre los silenciosos ganadores de la crisis política desatada por el avance de las milicias de ISIS hacia Bagdad. Tras la huida de las tropas iraquíes los peshmerga, como los kurdos denominan a sus combatientes armados, se han hecho con el control de Kirkuk, la ciudad que se disputan desde hace años los gobiernos kurdo y central. Y la cúpula kurda lo tiene claro: no concibe la retirada de los territorios que actualmente controla.

Si uno escucha a los ciudadanos del Kurdistán, el clamor es siempre el mismo: ha llegado la hora de la independencia. El martes, su presidente Masud Barzani anunciaba ya su intención de convocar en los próximos meses un referéndum sobre la independencia de la región. «Un Estado propio es un »derecho natural« de los kurdos, dijo en una entrevista concedida a la cadena británica BBC.

La región de mayoría kurda en el norte de Irak goza de una amplia autonomía desde 1991 y tras el derrocamiento de Saddam Hussein, en 2003, las tres provincias del norte se unieron oficialmente en el territorio autónomo del Kurdistán iraquí. En los últimos años, debido a su comparativamente mejor situación de seguridad, la región ha experimentado un boom: la economía está en constante crecimiento y por todas partes se construyen nuevos edificios.

Los kurdos tienen un oleoducto propio con el que transportan el crudo sin permiso de Bagdad hacia Turquía. Su objetivo es lograr en cinco años lo que Emiratos Árabes Unidos no ha conseguido en 20. Pero se sienten ignorados por Bagdad, donde desde la última Guerra del Golfo los chiitas dominan el gobierno. Una y otra vez, la capital iraquí y Erbil se han enfrentado por el control de territorios y por el petróleo, pero nunca se logró llegar a una solución.

»Da igual quién gobierne en Bagdad, siempre nos oprimen«, critica el estudiante kurdo Ari, expresando una sensación muy extendida. Y es que los kurdos nunca confiaron en la cúpula de Irak. Ya durante el mandato del sunita Saddam Hussein fueron asesinados más de 180.000 kurdos en los años 80. Y no se debió a la religión, pues la mayoría de kurdos profesa la fe sunita. Después, el primer ministro chiita Nuri al Maliki siempre les dio largas y, por ejemplo, nunca llegó a celebrarse el referéndum prometido sobre el futuro de Kirkuk.

Ahora, para el tercero en discordia en esta crisis parece cumplirse aquello de quien ríe el último, ríe mejor. Pero no todos opinan igual. El ex asesor del presidente iraquí Yalal Talabani Hiwa Osman, cree que la euforia actual entre los kurdos no se mantendrá durante mucho tiempo. »Una duplicación de facto del territorio y la población trae consigo muchos problemas«, afirma este analista. Problemas políticos, económicos, sociales y, por supuesto, en cuestiones de seguridad.

Pero en cualquier caso, el tiempo corre de parte de los kurdos. Y es que en Erbil todos están de acuerdo que sólo puede haber una solución política, y ésta la tienen que negociar los chiitas y sunitas de Irak. »De ahí tendrá que salir un Irak totalmente nuevo, un Irak 2.0, por decirlo de alguna manera, con un reparto justo de poder«, afirma Osman.

El analista no cree que ISIS vaya a desempeñar un papel clave en esta negociación. Según explica, en los territorios sunitas hay actualmente una especie de pacto entre los buenos, los malos y los odiados. »Los buenos son las clanes, que luchan por sobrevivir; los malos, las milicias de ISIS, que luchan para morir, y los odiados, las milicias baazistas, que luchan para gobernar«. Y según el experto, los organizados simpatizantes del antiguo partido Baaz de Saddam Hussein tendrán en el futuro cada vez más influencia en el país.

Por Mey Dudin