Buenos Aires, 24 feb (EFE).- Los dirigentes peronistas no están dispuestos a esperar cruzados de brazos el final del mandato de la presidenta argentina, Cristina Fernández, y han empezado ya a discutir abiertamente su estrategia para las presidenciales de 2015.
Bajo el lema «Somos protagonistas del presente, somos protagonistas del futuro. Somos un solo Justicialismo: el de todos», decenas de dirigentes del Partido Justicialista (PJ) participaron este fin de semana en una suerte de «cumbre» para sondear el ambiente en el partido en la provincia de Buenos Aires, principal distrito electoral del país.
En medio de rumores sobre nuevas «fugas» de intendentes (alcaldes) justicialistas a las filas del peronismo disidente, especialmente al Frente Renovador que lidera el exjefe de Gabinete Sergio Massa, los peronistas han hecho un llamamiento a fortalecer la «unidad de acción».
«Unidos llegaremos a buen puerto», resumió un documento aprobado durante la reunión que se celebró en la localidad bonaerense de Santa Teresita y a la que acudieron algunos de los pesos pesados del Justicialismo, como el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli, que no oculta sus aspiraciones presidenciales, y el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich.
Ambos hicieron llamamientos a la unidad para revalidar el triunfo justicialista en 2015 y coincidieron en defender el liderazgo de la presidenta, en presencia de varios ministros, entre ellos el influyente titular de Economía, Axel Kicillof, de intendentes y sindicalistas.
Mientras se suceden las declaraciones de unidad, incluso los más fieles kirchneristas, como el senador y exjefe de Gabinete Aníbal Fernández, comienzan a jugar con los nombres de los posibles sucesores de Cristina Fernández para la cita de 2015.
Aníbal Fernández incluye entre los posibles candidatos a Daniel Scioli -favorito en las últimas encuestas-, los gobernadores de Entre Ríos, Sergio «Pato» Urribarri, y de Salta, Juan Manuel Urtubey, y el ministro de Interior y Transporte, Florencio Randazzo.
El senador no se anotó a sí mismo entre los candidatos pese a que hace unas semanas adelantó que no descartaba competir por la presidencia de Argentina.
En la lista apuntada por Fernández no figura tampoco otro de los «presidenciables», el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, el hombre que ha asumido el peso de la imagen del Gobierno.
Sus aspiraciones a ocupar la Casa Rosada acusan el desgaste de la defensa diaria de la gestión del Gobierno ante decisiones polémicas, como el cepo cambiario, la devaluación del peso o la estrategia de negociación colectiva.
La guerra interna en el PJ ha comenzado, aunque los viejos peronistas tienen claro quiénes son los enemigos exteriores a vencer: quienes abandonaron el barco o, en palabras de Aníbal Fernández, «los mañeros que comieron de nuestro plato y se cruzaron de vereda».
Un ataque dirigido a Sergio Massa que, encabezando el Frente Renovador, asestó una dura derrota al kirchnerismo en la provincia de Buenos Aires el pasado octubre y que ha logrado atraer a varios intendentes oficialistas a sus filas.
Una estrategia que puede hacer mucho daño al kirchnerista Frente para la Victoria (FpV) en un momento en el que la fidelidad de los dirigentes peronistas locales es fundamental para determinar el futuro electoral del partido de Cristina Fernández, que está a mitad de su segundo mandato con la reelección vedada por la Constitución.