Bogotá, 22 oct (EFE).- El jefe negociador del Gobierno colombiano en el proceso de paz con las FARC, Humberto de la Calle, negó hoy que se hayan hecho «regalos al terrorismo» en los tres preacuerdos alcanzados con la guerrilla y desmintió todas las críticas realizadas por el expresidente Álvaro Uribe.
En una declaración desde la sede de la Presidencia colombiana, De la Calle consideró que las acusaciones de Uribe son «una oportunidad» para explicar los avances de las negociaciones de La Habana, que están a punto de cumplir dos años.
En sus críticas, Uribe aseguró que el Ejecutivo del presidente Juan Manuel Santos «capitula» ante la guerrilla,
«No es cierto que el Gobierno no haya hecho exigencias a las FARC», aseguró el representante oficial, que calificó de «falacias» las afirmaciones del expresidente y senador Uribe en una comparecencia en la que rebatió en cuatro grandes bloques todas las críticas.
Se trata de un avance de las respuestas que la delegación del Gobierno ofrecerá «en uno o dos días» para responder de forma «detallada» el polémico documento «las 52 capitulaciones de Santos en La Habana» emitido por el partido liderado por Uribe, el Centro Democrático, la semana pasada.
En ese escrito, que hoy fue ampliado a 68 supuestas «capitulaciones» del Gobierno ante las FARC, afirma que los preacuerdos sobre propiedad de la tierra, participación política y drogas ilícitas son concesiones al grupo armado.
«Hay dudas legítimas y críticas que siempre son bienvenidas, pero también tenemos que decir con toda franqueza que hay afirmaciones absolutamente equivocadas», comentó De la Calle.
De la Calle fue vehemente al afirmar que, en materia agrícola, «nada de lo pactado conduce a un proceso de colectivización de la tierra», y que en cualquier caso el acuerdo «no cambia una coma» de la normativa vigente en este sentido.
En reiteradas ocasiones el jefe negociador mantuvo que todos los procedimientos acordados en La Habana se realizarán dentro de la normatividad actual, por lo que consideró que el Centro Democrático «no ataca al proceso de paz sino a la legislación vigente».
Asimismo, se mostró tajante al afirmar que la «dejación de armas» por parte de la guerrilla se realizará desde el mismo momento que entren en funcionamiento los acuerdos definitivos, y negó en varias ocasiones que en Colombia se produzca «una paz armada», en respuesta a la acusación de Uribe de que las FARC tardarían 10 años en desarmarse.
Por último, en relación a las drogas ilícitas, indicó que las FARC han mostrado su compromiso en reconocer su vinculación con el narcotráfico y la eliminación de cultivos de coca.
En este punto se centraron las críticas más furibundas del uribismo, que ha denunciado que la guerrilla se reservaba el derecho a destruir los cultivos de coca.