La historia de James Robertson es cuanto menos curiosa. Este hombre de 56 años realiza a diario 33 kilómetros a pie para acudir a su puesto de trabajo. Lleva con esta rutina desde hace diez años cuando se le estropeó el coche. Desde entonces, haga frío o nieve, acude puntualmente a su empresa caminando. Y es que tiene la mala suerte de que tampoco haya ninguna ruta en autobús que le deje cerca. Sólo puede recorrer 4 kilómetros en transporte público.
Empieza a trabajar a las 14 horas en una fábrica de piezas plásticas y para ello es preciso que salga de casa a las 8 de la mañana. Todo un auténtico maratón, ya que duerme apenas un par de horas diarias de lunes a viernes. Su llegada de hora a casa son las 6 de la mañana.
Un periódico local se hizo eco de la noticia y desde entonces no han parado de surgir las muestras de apoyo en forma de donaciones para comprarle un vehículo. El objetivo era reunir 5.000 dólares, pero la cifra ya alcanza los 300.000. Una gran noticia que demuestra la solidaridad del pueblo.
Informa I. Iglesias
