La Habana, 2 dic (EFE).- Los equipos negociadores del Gobierno colombiano y las FARC mantuvieron hoy una reunión de unas cuatro horas en La Habana encaminada a superar la crisis que ha llevado a una suspensión de los diálogos de paz y con la intención de reanudar cuanto antes el proceso, deseo expresado por las dos partes.
Estos contactos transcurrieron en un ambiente de «cordialidad y respeto», señalaron a Efe fuentes cercanas a los negociadores, aunque no tomaron ninguna decisión sobre una posible fecha para retornar a la mesa de diálogo, por lo que volverán a verse las caras mañana.
La liberación el pasado domingo del general Ruben Darío Alzate y del resto de rehenes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FARC) dio un respiro al proceso de paz, ya que era la condición impuesta por el presidente Juan Manuel Santos para regresar a la mesa de La Habana.
Sin embargo, el reinicio de las conversaciones de paz no ha sido inmediato tras la liberación de los rehenes y una delegación reducida del equipo negociador del Gobierno viajó ayer a La Habana para acordar con la guerrilla las reglas del juego que guiarán el proceso a partir de ahora, una vez superado el escollo que ha supuesto el secuestro de un general.
Con este fin, se encuentran en La Habana el jefe negociador, Humberto de la Calle, el alto comisionado para la Paz, Sergio Jaramillo, y dos generales retirados, Jorge Humberto Mora (del Ejército) y Óscar Naranjo (de la Policía).
A raíz de este suceso, las FARC han intensificado su reclamación de una tregua bilateral durante las negociaciones, algo que siempre ha rechazado el Gobierno porque considera que la insurgencia ha aprovechado en otras ocasiones para fortalecerse militar y políticamente.
La captura del general fue justificada por la guerrilla como un «suceso normal» en el contexto de una guerra, por lo que han aprovechado para reavivar el debate sobre la necesidad de esa tregua que ellos han reclamado desde el principio del proceso y que también apoyan agrupaciones civiles y colectivos de víctimas.
La presión sobre este asunto parece que ha hecho mella en el presidente Santos, que en una entrevista concedida hoy a una radio colombiana, se refería a la posibilidad de ir bajando la intensidad del conflicto como una alternativa al cese bilateral del fuego que proponen los insurgentes.
El presidente expresó su voluntad de que el proceso de paz se reanude antes de que finalice el año y consideró que la liberación del general y sus acompañantes es un «capítulo cerrado» y que «hay que seguir adelante».
Por su parte, la guerrilla, aunque también ha reiterado su disposición a volver a negociar, parece que no se lo va a poner fácil al Gobierno, ya que en un comunicado divulgado ayer señalaban que éste no puede imponer ahora una fecha de reinicio del diálogo después de haberlo suspendido.
Las FARC señalaron que ahora es necesario «recomponer las reglas que conduzcan la marcha del proceso, pues el Gobierno las rompió averiando de paso el puente de confianza».
Los diálogos de paz se encuentran suspendidos desde el pasado 16 de noviembre, cuando la guerrilla capturó al general Alzate, el cabo Jorge Rodríguez y la abogada Gloria Urrego, en una zona afectada por el conflicto armado del departamento del Chocó.
La presencia de Alzate en ese área, vestido de civil, sin escolta y sin avisar a las autoridades, quebrantando todos los protocolos de seguridad, suscitó dudas y recelos que todavía no se han aclarado y que llevaron a que éste presentara ayer su baja del Ejército.
La disposición de las partes de no dejar pasar la oportunidad de poner fin a un conflicto armado que dura más de cinco décadas se demuestra por el hecho de que, tan sólo tres días después de este secuestro, alcanzaron un acuerdo para liberar lo antes posible a todos los rehenes.
Fruto de ese acuerdo, quedaron libres el pasado domingo Alzate y sus acompañantes en un operativo coordinado por el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) y en el que también participaron los países garantes del proceso de paz, Cuba y Noruega.