El Estado Islámico habría colocado minas y otras bombas en las ruinas de la antigua ciudad romana de Palmira, según ha denunciado el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, que reconoce que por ahora no se sabe si buscan destruir los restos arqueológicos o dificultar una posible contraofensiva de las fuerzas gubernamentales.
«Las colocaron ayer. También han colocado algunas alrededor del teatro romano. No sabemos aún el motivo», ha explicado el director del Observatorio, Rami Abdulrahman, en declaraciones a Reuters.
El grupo yihadista tomó el pasado mes de mayo la ciudad de Tadmur, la antigua Palmira ahora habitada por unas 50.000 personas. En la ciudad están algunos de los restos arqueológicos romanos mejor conservados.
Los yihadistas no han dudado en destruir con almádenas, explosivos y excavadoras otros restos de civilizaciones antiguas en Irak y Siria por considerarlos expresiones paganas. El Islam prohíbe cualquier representación figurativa más allá de los motivos geométricos o vegetales.
Palmira, denominada Tadmur en árabe, es una ciudad inhabitada en la provincia de Homs que destaca por sus ruinas, que le permitieron conseguir la calificación de Patrimonio de la Humanidad en el año 1980. Con un gran atractivo turístico, la ‘ciudad de los árboles de dátil’ llego a ser la capital del Imperio de Palmira durante un breve periodo de tiempo (entre los años 268 – 272).
Uno de los atractivos que conserva esta histórica ciudad, ahora amenazada por Estado Islámico, es el Templo de Bel, cuya edificación data del año 32 d.C., dedicado al culto del dios del mismo nombre y que fue reconvertido en iglesia en el siglo IV.
Pero no es el único de los monumentos que ahora corre peligro en Palmira. Junto al templo se encuentra una gran columnata de más de un kilómetro rodeada por monumentos como el templo de Nebo, un templo funerario, el campamento de Diocleciano, el teatro y el ágora, que se encuentran en distinto estado de conservación.