Damasco, 25 nov (dpa) – Horas después de que el Gobierno sirio acusara a los rebeldes de haber lanzado un ataque químico contra civiles en Alepo, aviones de combate bombardearon hoy barrios a las afueras de esta ciudad, informó el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos.
La organización con sede en Londres y que cuenta con una red de observadores sobre el terreno dijo que se habían escuchado fuertes explosiones al oeste y al sur de Alepo. Los ataques aéreos son los primeros desde que en septiembre se alcanzara un acuerdo entre Rusia y Turquía para crear una zona desmilitarizada en el gran feudo rebelde de Idlib y partes de las provincias de Latakia, Hama y Alepo.
A última hora del sábado, medios gubernamentales sirios denunciaron que «grupos terroristas» lanzaron proyectiles con gas tóxico contra dos barrios de Alepo, ciudad controlada actualmente por el Gobierno.
El responsable de los servicios de salud de Alepo, Ziad Haj Taha, dijo a la agencia estatal de noticias SANA que 50 civiles, entre ellos niños y mujeres, sufrían dificultades respiratorias debido al ataque. Despúes, SANA informó citando fuentes médicas que 107 civiles tuvieron que ser hospitalizados.
El ministro de Exteriores sirio instó hoy a Naciones Unidas a tomar medidas tras el ataque. El Gobierno «pide al Consejo de Seguridad que condene de inmediato y con vehemencia estos crímenes terroristas y que tome medidas disuasorias, inmediatas y punitivas contra los Estados y regímenes que apoyan y financian el terrorismo», señaló el ministro en un comunicado.
Los rebeldes sirios, por su parte, negaron las afirmaciones del Gobierno. Naji Moustafa, portavoz del Frente Nacional de Liberación, una alianza de grupos rebeldes sirios, rechazó las acusaciones del Gobierno calificándolas de mentiras «destinadas a tapar los crímenes del Gobierno sirio contra el pueblo sirio».
También el comandante rebelde Abdel-Salam Abdel-Razak negó las acusaciones y advirtió que los civiles son los grandes perdedores de esta «farsa».
Alepo se había mantenido en una relativa calma desde diciembre de 2016, cuando fuerzas del Gobierno sirio arrebataron a los rebeldes el control de la ciudad con el apoyo del Ejército ruso.