El Ejército entra a escena en el conflicto de Nicaragua

Managua, 13 may (dpa) – El Ejército entró a escena en el convulso escenario político de Nicaragua, para advertir que sus soldados no reprimirán manifestaciones sociales y para respaldar un diálogo nacional en el que se podría plantear el retiro del presidente Daniel Ortega del poder, opinaron hoy analistas en Managua.

La posición de los militares nicaragüenses, conocidos por su protagonismo en momentos de crisis extremas, fue plasmada en un comunicado emitido la noche del sábado por la Comandancia General del Ejército, en el que aseguró que “el diálogo es la única ruta” para resolver este conflicto de gobernabilidad.

“Vemos al Ejército jugando un rol político y con posibilidad de inclinar la balanza de uno u otro lado”, declaró a dpa la socióloga Elvira Cuadra, experta en temas de seguridad. “El enigma se resolverá mañana, lunes, cuando deberán aclararse las posiciones de todos los actores” en las negociaciones, añadió.

La Conferencia Episcopal dio a Ortega un plazo que vence al mediodía del lunes para confirmar su adhesión a un diálogo que podría comenzar esta semana y que ya fue aceptado por la sociedad civil, el sector privado y los universitarios protagonistas de las protestas gubernamentales que comenzaron en abril.

Los estudiantes acusan a Ortega de haberlos “reprimido salvajemente” con fuerzas de choque apoyadas por la Policía. El Gobierno se declara víctima de “vándalos de la derecha” y de “un complot financiado desde el exterior”.

Habían transcurrido horas de violencia extrema en Masaya, ciudad vecina a la capital, Managua, que dejaron un muerto, más de 30 heridos y varios inmuebles destruidos, cuando un portavoz militar declaró a dpa y otras agencias internacionales que no reprimirían las protestas civiles.

Tras la inédita declaración, que rompió con varias semanas de silencio de las fuerzas armadas, la televisión transmitió un audio con la voz del presidente Ortega pidiendo a dios “fortaleza” y comprometiéndose a «ponerle fin a la muerte y la destrucción».

«El diálogo es la única ruta que evitará afectaciones irreversibles a nuestro pueblo, a nuestra economía, al desarrollo nacional y a nuestra seguridad», advirtió en su comunicado la Comandancia del Ejército.

“Como hemos dicho siempre, somos el pueblo mismo uniformado trabajando en su propio beneficio, y consecuentes con esto, hacemos un llamado a detener la violencia y las acciones que nos desestabilizan», acotó.

Para Elvira Cuadra, el posicionamiento de los militares “es una buena señal”, aunque se ignora qué rol jugarán frente a todas las piezas en el ajedrez del diálogo. “Por el momento, yo le doy al Ejército el beneficio de la duda”, expresó.

Mientras, un ex alto oficial retirado del Ejército hace seis años consideró que, sea cual fuere el resultado del diálogo, la intervención castrense “puede destrabar definitivamente” la crisis que sacude al país y plantear una «transición post-orteguista».

Por su carácter apolítico, apartidista y no deliberante, el Ejército se ha mantenido como un observador de la rebelión que sacude a Ortega. “Si apoyara al presidente en la represión, causaría un baño de sangre sin precedentes; si apoyara a los manifestantes, tendría que enfrentarse a la Policía provocando una fractura del Estado”, razonó el ex militar que pidió el anonimato.

Tras el estallido social que siguió a las protestas estudiantiles, sofocadas a sangre y fuego por el Gobierno, el ex general Humberto Ortega, hermano del presidente y que dirigió el ejército entre 1979 y 1995, declaró a la prensa que el Ejército “no debía involucrarse” en el conflicto.

“Esta posición se la transmitió al general (Julio) Avilés, máximo jefe del Ejército, el denominado Consejo de ex jefes militares”, del que forma parte Humberto Ortega y medio centenar de hombres que fueron autoridades en el escalafón castrense, comentó la fuente.

El mismo Ortega, que ha criticado en varias ocasiones al Gobierno de su hermano, envió días atrás una carta al Comando Sur de Estados Unidos, al Departamento de Estado y a los jefes de Defensa de Centroamérica, en la que advertía el peligro de un “colapso” en el país y la necesidad “de que el Ejército de Nicaragua siga firme en su carácter profesional no partidista y patriótico”.

“Que sean los civiles del Gobierno, Iglesia y sociedad quienes en el Diálogo Nacional den a Nicaragua la solución para la paz y la plena libertad en democracia sin colapsar nuestro país en el caos, estado fallido y violento, que agravaría toda nuestra región”, escribió el ex jefe militar.

“El Ejército ha mantenido una posición de no escalar el conflicto, y lo hace con una visión estratégica” que no ponga en riesgo sus propias estructuras y principios en tanto institución de seguridad nacional”, opinó Elvira Cuadra.

Los obispos advirtieron que el diálogo debe ser “para revisar el sistema político de Nicaragua de raíz”, en aparante coincidencia con la creciente demanda de los estudiantes y la sociedad civil de que en la mesa de negociaciones se establezca la fecha y la manera en que Ortega abandone el Gobierno.

La crisis en Nicaragua comenzó el 17 de abril con una protesta de estudiantes contra una reforma al Seguro Social, que aumentaba los aportes de trabajadores y empresas. Aunque fue revocada por Ortega, la situación derivó en grandes manifestaciones debido a la acción violenta de la Policía y de fuerzas de choque oficialistas.

Por Gabriela Selser (dpa)