Roma, 27 nov (dpa) – Silvio Berlusconi rogó, amenazó, exigió y se quejó. Pero esta vez no ayudó ninguna táctica o truco para evitar que fuera expulsado hoy del Senado italiano.
A pesar de los intentos por salvar su pellejo y de las múltiples tácticas dilatorias, el Senado le retiró su mandato después de que la Cámara Alta del Parlamento votase a favor de su expulsión tras haber sido condenado en firme por fraude fiscal.
Berlusconi pierde así su cargo público más importante y por al menos seis años no podrá preentarse para ningún otro cargo. La expulsión del Senado podría significar el fin de la carrera política del multimillonario zar mediático.
Así, este miércoles se convirtió en el peor día de un año fatídico para Silvio Berlusconi.
Ya antes de la votación, todo apuntaba a una clara mayoría a favor de la exclusión del ex primer ministro. Tras ser condenado en agosto en última instancia por fraude fiscal, los senadores debían decidir si Berlusconi debía dejar su escaño. En octubre, el comité de inmunidad de la cámara parlamentaria ya se había mostrado a favor de la expulsión.
El ex jefe de gobierno y su partido no escatimaron esfuerzos hasta el final para evitar este paso. Berlusconi apeló a los senadores, exigió un indulto al presidente Giorgio Napolitano y sacó de la galera nuevas pruebas para evidenciar su inocencia. Pero nada ayudó.
Para el propio Berlusconi sigue siendo un escándalo el sólo hecho de haber sido condenado a realizar trabajos sociales y ahora, haber perdido su importante cargo público. Afirmó sentirse perseguido por los jueces y evaluó la exclusión como un «golpe de Estado» con la intención de querer matarlo políticamente.
«Il Cavaliere» no estuvo presente durante la votación, probablemente para escapar de una humillación adicional. La expulsión del Parlamento es una pesadilla para el político de 77 años y el fin temporal de una etapa política en Italia.
Es el peor momento de un año nefasto para el político de centro derecha. En sus múltiples procesos anteriores el zar de los medios logró de alguna manera salir airoso. Esta vez se cerraron todas las puertas, el voto es definitivo.
Pero ya a lo largo del año había sufrido algunos golpes. Además de la primera sentencia por fraude fiscal, se sumó el proceso «Ruby», que terminó con una condena de primera instancia y siete años de cárcel por tener sexo con una menor y abuso de poder.
Y aún no se vislumbra un fin de la catástrofe: El Tribunal Superior italiano debe decidir sobre la prohibición de ejercer cargos, el proceso «Ruby» entra en la próxima instancia y en febrero comienza un nuevo juicio contra Berlusconi por presunto soborno a un senador. Además se suma que con la exclusión del Senado, el ex primer ministro italiano ya no goza de inmunidad.
Políticamente Berlusconi también perdió influencia. Su carta de triunfo, la amenaza de que si él cae, caerá también el gobierno, ya no parece hacer mella. Más aún después de la división de su partido Pueblo de la Libertad (PdL). Un grupo liderado por el ministro del Interior Angelino Alfano no quiso seguir los pasos de Berlusconi y no lo apoyó en su intento por derrocar al primer ministro Enrico Letta a través del voto de confianza.
El nuevo partido fundado por Alfano le asegura a Letta la mayoría parlamentaria y así el jefe de gobierno ya no depende de Berlusconi y sus partidarios.
Después de que Letta consiguiera el martes pasar el presupuesto 2014 en el Senado pese a que el partido de Berlusconi anunciara el abandono de la coalición de gobierno, el primer ministro dijo luego: «Fuerza, unidad y perspectiva».
Pero Berlusconi es duro y terco y no está pensando en abandonar. «Incluso fuera del Parlamento todavía se puede luchar, luchar por la libertad», dijo.
Los observadores piensan que incluso sin un mandato, Berlusconi seguirá jugando un rol importante en su partido.
Por Miriam Schmidt