Madrid, 27 feb (EFE).- Para el escritor Antonio Colinas «El cuarto de las estrellas», obra de José Antonio Garriga ganadora del Premio de Novela Café Gijón 2013, cumple uno de los requisitos fundamentales de la literatura, el de «perturbar» al lector, con una atmósfera «claustrofóbica» y de misterio que «engancha».
En la presentación de la novela, José Antonio Garriga Vela (Barcelona, 1954) ha desvelado que tenía esta obra «en la cabeza» antes de «Pacífico», la anterior, porque siempre se ha sentido «atraído» por el lugar en el que la ambienta, la cementera de La Araña (Málaga), que está a cuatro kilómetros de su lugar de residencia.
«El cuarto de las estrellas» es la historia de un hombre que sufre un accidente, a consecuencia del cual desaparecen sus recuerdos más recientes mientras que aquellos más remotos brotan con extraña fluidez, algo que conoce muy bien el autor, quien sufrió la un síncope que le dejó la memoria más cercana a cero, recordando solo los hechos lejanos en el tiempo.
El protagonista de su novela decide retirarse al escenario de su infancia para escribir una novela tejida con sus memorias y se instala en La Araña, un lugar gris, repleto de polvo, arrinconado entre el mar y la fábrica y tan asfixiante como la atmósfera que se va creando en torno a su vida.
Poco a poco, el protagonista y narrador va desgranando la historia de su familia desde la década de los cuarenta hasta los setenta, llena de silencios y secretos, que dio un vuelco el día que resultó agraciado con un primer premio de lotería, en 1973.
Con ese premio invita a la familia a un viaje a Nueva York, con el que no logra evitar adentrarse en un estado de ensimismamiento muy similar a la muerte en vida.
Según ha explicado hoy el autor, el contexto de la Guerra Civil le «viene bien» porque para escribir le gustan «los mundos cerrados y concéntricos», unas preferencias totalmente distintas a las de su vida personal, en la que una de las cosas que más le gusta es viajar y conocer lugares nuevos y lejanos.
Sin embargo, en la literatura suele concentrar sus historias «en lugares cerrados, incluso claustrofóbicos», en los que -dice- sus personajes «son felices», como en el «cuarteto amoroso» de su última novela.
La novela se mueve a medio camino entre la realidad y la ficción, como la mayoría de sus obras, aunque, según Garriga, la mayor parte de las veces los lectores confunden ambas «y piensan que la realidad es ficción y al revés».
A pesar de reconocerse como «un optimista», admite que la muerte forma parte de toda su obra y muy especialmente de «El cuarto de las estrellas», aunque -aclara- «se trata de la muerte como algo que siempre nos acompaña, no como algo desgraciado».
Garriga se reconoce en su protagonista, con el que le une haber pasado por la misma dolencia de pérdida de memoria, y recuerda el desasosiego «y el susto» que le causaba recordar pequeños detalles de su niñez y no recordar «ni siquiera los nombres de mis amigos más cercanos», algo que se le pasó con el tiempo, como así fue.
Para el poeta y novelista Antonio Colinas, miembro del jurado que premió el libro el pasado septiembre, la obra destaca por su «gran densidad, en el relato y en los personajes» y una atmósfera «que mantiene en tensión hasta el final».
Marcos Guiralt, también miembro del jurado, ha destacado el «estilo único» de Garriga para adentrarse en «espacios cerrados» a través de temas como la infancia, la familia o el pasado como «modelador del presente».