Madrid, 19 nov (dpa) – Santiago mira sorprendido la gran fila que se despliega ante la taquilla de los nonagenarios cines Ideal, en el centro de Madrid. «Estoy asombrado, si es lunes y parece sábado», expresa este cinéfilo de 82 años con los ojos muy abiertos. «¡Qué alegría ver tanta gente en el cine!».
Es, quizá, el único de la fila que no sabe que durante tres días -18, 19 y 20 de noviembre- el precio normal de la entrada, que habitualmente ronda los nueve euros (12 dólares), se reduce hasta los 3,50 euros (4,7 dólares). Una estrategia puntual que aplican varias salas de España y que los espectadores aprovechan, ávidos de películas a buen precio.
«Hacía cuatro años que no venía al cine», dice a dpa Rubén, un joven estudiante que, tras conocer la oferta, se acercó a los Ideal para ver el último trabajo de Woody Allen, «Blue Jasmine».
A su alrededor, decenas de personas de todas las edades miran la cartelera. «A este precio es para venir los tres días», comenta una pareja. «Si fuera siempre así, yo vendría al menos una vez a la semana. Antes lo hacía pero desde que subieron los precios, solo una vez al mes», lamenta una joven.
Sentarse en la butaca frente a la pantalla es hoy un lujo en España. En los últimos años, el precio del cine se ha disparado hasta convertirlo en un hábito inalcanzable para muchos españoles, sobre todo en el marco de una crisis económica que se extiende ya durante cinco años y que acusa una alta tasa de desempleo.
La industria cinematográfica vive días bajos, con una crisis engrosada por el descenso de espectadores y rematada por el aumento del IVA, del 8 al 21 por ciento, aprobado por el gobierno del Partido Popular de Mariano Rajoy en septiembre de 2012.
Solo en el último año, en España cerraron 150 salas de cine. Según la plataforma «Salvemos los cines», de las 500 que existían en Madrid en los años 70, ya solo quedan 50.
El Ejecutivo de Rajoy lo achacó recientemente a la «calidad» del cine español, causando una gran polémica en el país y enfadando a un sector que cuenta con una tercera parte del presupuesto público que recibe en Estados Unidos y una décima del otorgado por el gobierno francés.
Pero la masiva respuesta a la llamada «fiesta del cine», una campaña impulsada en octubre por la industria española y que ofertó entradas asequibles durante tres días, reveló que a los españoles todavía les gusta el séptimo arte. Y que prefieren disfrutarlo en pantalla grande cuando el precio es «razonable».
La iniciativa desbordó todas las expectativas: más de un millón y medio de espectadores volvieron entonces a las salas, atraídos por los tickets a 2,95 euros (casi 4 dólares), y la afluencia habitual se incrementó en más de un 600 por ciento.
Una experiencia por la que dos cadenas de cine españolas han decidido ahora poner en marcha la nueva iniciativa de entradas a 3,50 euros durante tres días esta semana, descuentos puntuales para llenar las salas.
«Todavía es pronto para tener resultados pero el objetivo es llegar a las cifras de aquellos días (de octubre), en los que prácticamente se llenaron todos los pases», explicó a dpa el gerente del cine Ideal, Óscar Pérez. «Pero esto no se puede hacer de forma continuada, porque hay unos costes estructurales que no se pueden rebajar».
«Ahora mismo los precios son excesivos, son una invitación a no ir al cine e influyen en el aumento de la piratería», apunta Antonio, un espectador de 56 años, minutos antes de entrar a ver «Gravity», la última cinta del mexicano Alfonso Cuarón, dejando clara la reivindicación de precios más bajos de muchos espectadores.
A los descuentos puntuales, se suman ventajas para «socios», tarjetas de fidelización, programas especiales y otras iniciativas para asegurar su supervivencia. En algunos casos, las iniciativas van más allá: asociaciones vecinales han tomado las riendas de algunas salas en los últimos meses y las han «rescatado» del cierre.
La «guerra de precios» desatada estos días en los cines españoles tiene algunos precedentes, como el llamado «día del espectador». En otra crisis económica, la de los años 80, algunas salas españolas fijaron un descuento a mitad de semana, cada miércoles. Una iniciativa que se mantiene desde entonces, aunque los cines fueran adaptándola a determinados horarios o días de la semana.
«El miércoles era el día más apropiado para atraer al doble de espectadores cobrándoles casi la mitad del precio normal», explica Cinesa, una de las empresas que lo aplicó en 1986 y que ahora también se suma al reclamo masivo a golpe de ofertas.
Por Ana Lázaro Verde