Barcelona, 17 feb (dpa) – Tres días antes de visitar al Chelsea en la Liga de Campeones europea, el Barcelona tuvo que recurrir a la geneliadad de Lionel Messi y a su capacidad de sufrimiento como equipo para reencontrarse con la victoria en la Liga española y viajar a Londres reforzado en su moral y en el campeonato doméstico.
En un mal encuentro de los azulgrana, el 2-0 conquistado en la pequeña cancha del Eibar mantuvo a los dirigidos por Ernesto Valverde invictos en la Liga y firmes en una clasificación que lideran con 62 puntos, diez más de los que ahora cuenta el Atlético de Madrid, que mañana recibe al Athletic de Bilbao en el Wanda Metropolitano.
Tras dos empates consecutivos en la Liga, el costoso triunfo también confirmó la capacidad del Barcelona para adaptarse a todo tipo de partidos y a estilos tan opuestos al suyo como el de los vascos.
La alta e intensa presión de los dirigidos por José Luis Mendilibar obligó a los catalanes a aprovechar al máximo los escasos espacios que dejaron a su espalda y mantener la alerta hasta el último suspiro del choque, cuando Jordi Alba (88′) firmó el segundo tanto y cerró un partido que el Eibar siempre amenazó con empatar.
«Nuestro objetivo principal era volver a la victoria tras dos empates seguidos. El Eibar te obliga mucho; cada vez que superábamos su línea de presión, estábamos muy cerca de marcar, pero también teníamos que defender sus ataques y los rechaces», resumió Valverde.
Ni siquiera con diez hombres por la expulsión con doble amarilla del chileno Fabián Orellana en el minuto 65′ se dio por vencido el ordenado e incisivo Eibar ante un Barcelona que, tras dos tropiezos consecutivos en Liga y justo antes de regresar a la Champions, quería ganar o ganar.
«Ya sabíamos que íbamos a sufrir porque aquí sufre todo el mundo, el martes será otra película», apuntó el entrenador del Barcelona.
La historia tendrá que ser muy diferente en Stanford Bridge, si su equipo quiere repetir el triunfo que hoy abrió el enrachado Luis Suárez con su gol en el 16′.
El delantero uruguayo marcó su gol número 17 en la Liga tras un extraordinario pase en diagonal de Messi que encontró el perfecto desmarque del charrúa, que aguantó la salida de Dmitrovic y, tras sentar al arquero serbio, definió a puerta vacía.
El astro argentino respondió a la alta e intensa presión del Eibar con su excelsa capacidad para asistir y para encontrar espacios donde no los hay.
Y es que alinear a su once más habitual, sin el francés Ousmane Dembélé ni el brasileño Philippe Coutinho pero sí con su compatriota Paulinho, no le ahorró a Ernesto Valverde demasiados sustos.
«Hemos tenido que sufrir mucho porque ellos están muy bien, te obligan a superar su presión, permanentemente te están robando en tu campo y obligándote a defender; ésta es una buena prueba», asumió Valverde.
El repertorio de la estrella argentina, que envió un balón al palo y vio cómo le anulaban una jugada que llamaba a gol por un dudoso fuera de juego, bastó para que el Barcelona superara a los elementos -lluvia en el inicio-; la incomodidad del campo más chico de la Primera División española y a un Eibar que pudo igualar el choque en un disparo de Orellana al palo en el 18′.
Junto al japonés Inui, el delantero chileno fue el hombre más activo del equipo vasco al regreso del descanso. Quizá en exceso cuando, una rigurosa segunda tarjeta amarilla, dejó a su equipo con diez.
«En ese momento, ellos estaban muy bien y quedarse con un jugador menos les ha condicionado. Orellana estaba haciendo un buen partido», reconoció el entrenador azulgrana, tras ver cómo expulsaban a Mendilibar por protestar una acción similar de Suárez.
Liderado por Messi, el Barcelona pudo aprovechar entonces la inferioridad del Eibar para atajar el claro dominio de los vascos y enlazar varias ocasiones que Dmitrovic frustró.
Hasta que Alba recogió un rechace del arquero serbio tras un disparo cruzado del argentino y sentenció.
El Sevilla, por su parte, recibirá al Manchester United en la ida de los octavos de la Champions tras una victoria por 2-1 en la cancha del Las Palmas que lo ascendió provisionalmente a la quinta posición.
Los andaluces, que dominaron el choque durante 75 minutos, se complicaron la vida en el último cuarto de hora con un tonto y dudoso penal que dio vida a los canarios. Los dirigidos por Paco Jémez pudieron incluso igualar el duelo, si el árbitro no hubiera anulado por un fuera de juego que no pareció un gol sobre la hora de Gálvez.
Todo lo contrario sucedió en la cancha del Málaga, donde, en tres minutos fulgurantes, el Valencia volteó el sorprendente 1-0 que se habían ganado los andaluces para imponerse por un 2-1 con goles del francés Francis Coquelin, en el 80′, y del español Dani Parejo, de penal, en el 85′.
La pena máxima cometida por Ignasi Miquel sobre Rodrigo supuso también su expulsión con roja directa y dejó al desesperado Málaga con diez hombres y sin ninguno de los puntos que mereció.
Se llevó los tres el Valencia, pese a su mal partido, y así se mantuvo, con 46 unidades, en la tercera posición.
En los otros choques de la jornada de sábado, el Alavés prosiguió su imparable ascenso con 1-0 ante el Deportivo de La Coruña gracias a un gol de Munir a la hora de partido.
Por Noelia Román (dpa)