(dpa) – La última prueba aprobada, la tinta del boletín aún fresca, el título de grado, logrado. Antes de que los estudiantes se lancen a comenzar un máster pueden aprovechar la brecha que se les ofrece entre ambos títulos para tomarse un año sabático.
Un año de transición de estas características puede tener sentido para estudiantes en diferentes situaciones, manifiesta Anne-Katrin Westphal del Career Service de la Universidad de Rostock, en Alemania.
A veces los alumnos de todas maneras deben aguardar un semestre o más hasta conseguir el lugar al que aspiran en un máster, señala la experta.
Para los estudiantes que pasaron hasta entonces su vida solamente en instituciones educativas una «fase de pausa y orientación» puede tener muchas ventajas, señala.
Lo mismo vale para los graduados que quieran reunir experiencia laboral práctica. «Sobre todo cuando uno no está seguro de si determinadas áreas de especialización y campos de actividad se ajustan a uno», comenta Westphal.
Y a veces hay razones completamente prácticas que conducen a elegir ese año sabático: «Por ejemplo si no tengo el dinero para un máster y primero debo ganar ese dinero».
Quien se decida por el año sabático estará ante una gran gama de posibilidades. Servicios voluntarios en su país o en el exterior, viajes culturales, cursos de idioma o programas especiales «Gap Year» (año sabático) en empresas son algunas de las alternativas.
Y quien quiera optar por algo adecuado debe tener en claro en primer lugar sus propios objetivos, planes y aspiraciones. «¿Cuál es la situación actual? ¿Cuál debe ser el resultado final? ¿Y cómo llego hasta allí?», son las primeras preguntas que uno debería formularse, apunta Anne-Katrin Westphal. Para ello pueden ayudar centros de asesoramiento como Career Services o International Offices de la respectiva universidad.
A muchos jóvenes les resulta especialmente atractiva la estadía en el extranjero. Las ventajas están a la vista: «Junto al idioma, se fomenta la independencia y autoorganización», comenta Thomas Roeser, asesor de estudios y profesiones y miembro de la junta directiva de la Asociación Alemana para Asesoramiento Educativo y Profesional (dvb).
«Aprendo algo sobre la cultura y son esos conceptos clásicos como flexibilidad y tolerancia los que luego lo distinguen a uno», señala.
Se puede elegir entre una práctica en el extranjero, un viaje para aprender idiomas o talleres internacionales, como los que se ofrecen a través de Summer Schools (escuelas de verano).
En todo caso, la planificación de la estadía en el extranjero debe empezar al menos un año antes del comienzo del viaje, considera Anne-Katrin Westphal.
«Cuando tengo claro el marco general es el momento de una planificación detallada», señala la asesora. Junto a un puesto de prácticas adecuado, también deben consultarse las condiciones de financiamiento y seguro, que dependen de la situación del estudiante.
«Cuando se trata de unas prácticas, además debe tenerse en cuenta que lo acordado sea rubricado en una especie de contrato», recomienda Westphal.
Asimismo es importante conocer las disposiciones para entrar al país elegido, eventuales vacunas y solicitar a tiempo el visado, de ser necesario.
En cuanto al ascenso profesional, una pasantía en una empresa que más tarde podría convertirse también un empleador potencial es «el caso óptimo», dice Westphal.
La asesora sin embargo considera contraproducente aferrarse a una única compañía. No es necesariamente decisivo de si se trata de la empresa correcta o no, agrega.
«Creo que de cada experiencia se obtiene algo valioso. Por lo tanto se debe analizar dónde confluyen diversión y el campo profesional adecuado», apunta Westphal.
Por Anke Dankers (dpa)
Foto: Julian Stratenschulte/dpa