El accidentado inicio del nuevo gobierno de Merkel

merkel2Berlín, 7 ene (dpa) – La nueva coalición de gobierno de Angela Merkel inició el año igual que la pelvis de la canciller alemana: resquebrajada.

La fisura sufrida por Merkel en un accidente de esquí vale como símbolo de su nuevo gobierno, que en sólo tres semanas de vida encontró ya diversos motivos de fractura interna: de la inmigración al salario mínimo pasando por la política energética.

«El año nuevo comienza mal para la ‘gran coalición’», constató la revista «Stern» sobre la alianza de gobierno entre la Unión Cristianodemócrata de Merkel (CDU) y los socialdemócratas del SPD. «Los temas de discusión se acumulan. Y ahora se suma también esto: la canciller se lesiona y debe reposar tres semanas».

El primer roce interno se produjo cuando el cristianosocial Horst Seehofer (CSU), jefe de la versión bávara de la CDU de Merkel, advirtió que búlgaros y rumanos aprovecharían la nueva posibilidad de trabajar en toda la Unión Europea (UE) para llegar a Alemania y defraudar el potente sistema social del país. «Quien engañe, será expulsado», advirtió Seehofer. Sus palabras fueron calificadas de populistas por los medios y despertaron el rechazo de diversos líderes de la CDU y el SPD, que lo acusó incluso de coquetear con ideas de «ultraderecha».

Pero los frentes abiertos se multiplican más allá de la inmigración. La posible entrada del ex ministro de la Cancillería Ronald Pofalla en la cúpula de la compañía de ferrocarriles Deutsche Bahn puso en aprietos a Merkel y envenenó el clima en la coalición al replantear las controvertidas relaciones entre política y empresa.

El jefe del SPD y nuevo «superministro» de Economía y Energía, Sigmar Gabriel, criticó mientras tanto la política energética de Merkel al considerar que el crucial proceso de abandono de la energía nuclear que lleva adelante Alemania estuvo dominado hasta ahora «en parte por la anarquía».

Casi al mismo tiempo, la CSU de Seehofer pedía excepciones para el nuevo salario mínimo nacional, principal condición impuesta por el SPD para integrar el gobierno, en tanto que el nuevo ministro de Justicia, Heiko Maas (SPD), enfadaba a la CDU al anunciar que no presentará un proyecto de ley para el almacenamiento preventivo de datos privados, previsto en el acuerdo de coalición.

Los alemanes observan con cierta perplejidad la multiplicación de roces entre tres partidos que hace menos de un mes, el 17 de diciembre, formaron el tercer gobierno de Merkel entre gestos de armonía y acuerdo. Pero los expertos parecen menos sorprendidos.

«Las peleas dentro de la coalición no son buenas para nadie. El hecho de que los protagonistas discutan pese a ello puede entenderse como una reacción a la estricta disciplina que mantuvieron durante las negociaciones de coalición», analizó el politólogo Jürgen Dittberner en la cadena ARD.

Dittberner recordó que también el segundo gobierno de Merkel comenzó marcado por las polémicas con su socio de entonces, los liberales del FDP, y atribuyó el fenómeno en gran parte al carácter dilatorio y conciliador de la canciller.

«No es una persona que dé un golpe en la mesa o dicte una orden en cuanto tiene oportunidad. Espera a que la situación haya madurado y sólo entonces marca el rumbo. Es un estilo de liderazgo que favorece el ‘parloteo’ previo».

El gabinete alemán celebrará mañana su primera reunión de 2014 con muchas asperezas por limar. Merkel lo presidirá en muletas: la canciller necesita tres semanas de reposo para curar la fisura de pelvis que se hizo esquiando en Suiza. Algo más podría tardar en soldar las fisuras que agrietan su flamante gobierno.

Por Pablo Sanguinetti