Del juez procesado a la víctima de ETA : Nuevos partidos en España

6274706w25mMadrid, 22 may (dpa) – ¿Qué tienen en común un juez procesado, un cazador de defraudadores, una víctima de ETA y un profesor de universidad? En España son los líderes de cuatro nuevos partidos nacidos al calor del descontento con las grandes formaciones.

Las elecciones europeas del domingo mostrarán hasta qué punto pueden capitalizar estos partidos pequeños y sin apenas recursos el castigo en tiempos de crisis económica, política e institucional a las grandes formaciones, el Partido Popular (PP) de Mariano Rajoy y el Partido Socialista (PSOE) de Alfredo Pérez Rubalcaba.

Su gran baza está en hacerse con el voto de parte de quienes se inclinan por no ir a votar en unos comicios en los que las encuestas anticipan una abstención histórica de hasta el 60 por ciento.

«Lo importante es que la gente haga política o la harán otros», asegura Pablo Iglesias, un joven profesor de Ciencias Políticas con coleta que lidera la lista de Podemos al Parlamento Europeo.

La formación de izquierdas nació con gente activa en el movimiento de los indignados e Iglesias la ha dado a conocer y se he hecho conocido él mismo con su participación en tertulias políticas en televisión. Las encuestas abren a Podemos la puerta del Parlamento Europeo con uno o dos eurodiputados.

«Los partidos grandes están en retirada y nosotros queremos perseguir esa retirada», decía Iglesias esta semana.

En España, al contrario que en otros países europeos, no existe un fenómeno populista o euroescéptico como Beppe Grillo en Italia o la ultraderechista Marine Le Pen en Francia, pero sí han surgido partidos -sobre todo en la izquierda- al calor del descontento generado por la crisis que reivindican que las cosas se pueden hacer de otra manera.

Otros de tamaño medio y pequeño que ya existían previamente ganarán representación a costa de los grandes. Son básicamente Izquierda Unida (IU) y Unión, Progreso y Democracia (UPyD), tercera y cuarta fuerza política de ámbito nacional.

El crecimiento de las formaciones medianas y pequeñas no amenaza aún al bipartidismo, pero parece que marcará tendencia en el país, según el análisis de las encuestas que hacen algunos expertos.

«No soy un político», repite Hervé Falciani, el informático franco-italiano famoso mundialmente por la lista de 130.000 evasores fiscales que hizo con datos sustraidos mientras trabajaba en el HSBC en Ginebra.

Amenazado de muerte y testigo protegido en varios países, Falciani es el cabeza de lista al Parlamento Europeo del Partido X, una formación organizada en red transversal que se reivindica como heredera del movimiento de los indignados.

«Es hora de terminar lo que los ciudadanos empezamos hace tres años. Es hora de hacer un 15M en el espacio electoral», señala la formación, a la que las encuestas no dan entrada en la Eurocámara pero que gracias a Falciani es relativamente conocida.

Una de las nuevas formaciones más llamativas es Movimiento Red, creado por el controvertido juez Elpidio Silva, famoso en España por haber enviado a prisión al banquero Miguel Blesa.

El ex presidente de Caja Madrid fue el primer responsable financiero en entrar en la cárcel en el marco de la crisis. Salió, pero sigue imputado y Silva fue procesado por prevaricación por su insistencia en meterlo entre rejas de forma preventiva.

El juez, que está siendo juzgado, hace de la lucha contra la corrupción su bandera partidista. Las encuestas no le dan opciones.

Aunque los sondeos tampoco dan a Vox posibilidad de entrar en Parlamento Europeo, su nacimiento supuso un golpe para el PP ya que detrás de su creación está un disidente de la formación de Rajoy, el eurodiputado Alejo Vidal-Quadras, y otro hombre vinculado en los últimos años al partido gobernante: José Antonio Ortega Lara, que sufrió el secuestro más largo de ETA, 532 días.

Si en el caso de otros partidos son el deseo de rebelión frente a la gestión de la crisis económica y la corrupción las que han alimentado su nacimiento, en el caso de Vox está detrás el descontento de una parte de la derecha con la falta de dureza que atribuyen a la política antiterrorista de Rajoy.

Por Sara Barderas