(dpa) – La piel se enrojece, se forman escamas blancas, pica, quema y duele: estos son signos de la psoriasis, una dolencia que a menudo se presenta en el codo, la rodilla, la cabeza o la parte inferior del cuerpo, explica la dermatóloga Claudia Pfoehler. Aunque la psoriasis no es contagiosa, es crónica y a menudo muy molesta para los afectados.
Millones de personas sufren esta enfermedad de la piel, cuya predisposición es genética. Sin embargo, los antecedentes familiares no significan necesariamente que se vaya a tener psoriasis. A menudo se necesitan uno o más desencadenantes. «Se puede deber a lesiones cutáneas, quemaduras solares, estrés, pero también a ciertos medicamentos, fluctuaciones hormonales o atrastornos metabólicos», explica la doctora Pfoehler.
Los primeros signos de psoriasis suelen ser tratados por el médico de familia. Existen además enfermedades con síntomas similares, como el eccema o las infecciones micóticas, también conocidas como hongos. «Para llegar a un diagnóstico fiable, se tienen que hacer análisis de sangre, frotis y, si es necesario, extraer muestras de tejido», explica Pfoehler.
La terapia más adecuada dependerá de la gravedad de los síntomas. «Los casos leves de psoriasis suelen ser tratados con cremas», dice la farmacóloga Ursula Sellerberg. En su opinión, se pueden obtener buenos resultados aplicando cortisona. «Esas cremas o ungüentos se toleran bien, aunque no se deberían usar a diario durante un largo período de tiempo», explica.
Por ejemplo, los ungüentos con grasa de marmota, muy típicos en los Alpes, son eficaces contra la psoriasis en las articulaciones. Sin embargo, la grasa de marmota también contiene cortisona, por lo que los afectados no deben aplicarla indefinidamente.
Otra opción terapéutica para la psoriasis son los preparados con alquitrán de hulla o extractos del mismo. Estos productos están disponibles en concentrados de jabones o en aceites para el baño. «Pero debido a su olor más bien desagradable y las decoloraciones, los productos con alquitrán de hulla se prescriben en ocasiones excepcionales y si se hace, se hace para un tratamiento temporal”, apunta Sellerberg.
Una terapia que puede aliviar los casos más graves de psoriasis en pocas semanas es el uso de los denominados tratamientos biológicos. Estos medicamentos actúan específicamente contra los tejidos que sirven como mensajeros de la inflamación en el cuerpo. Se trata de proteínas producidas en el laboratorio.
«En la fase inicial, el médico las inyecta en el paciente, pero después el paciente se las inyecta él mismo», explica la dermatóloga Pfoehler. La desventaja de los medicamentos biológicos: «Son comparativamente caros y sólo se utilizan cuando otros los otros tratamientos han fracasado”.
Otros preparados contra la psoriasis son medicamentos que contienen ácido fumárico, explica la farmacólogo Sellerberg. Este producto inhibe la proliferación incontrolada de células de la piel y, por lo tanto, ralentiza la formación de escamas y la inflamación. Sin embargo, en contadas ocasiones, la terapia tiene efectos secundarios como rubor facial, sofocos o problemas gastrointestinales.
A menudo la terapia de luz alivia la psoriasis, apunta la doctora y homeópata Ursula Hilpert-Muehlig. La fototerapia es especialmente adecuada si la psoriasis se produce de forma generalizada en el cuerpo. Las ondas de luz tienen un efecto beneficioso en los procesos inflamatorios si se producen en dosis bajas. «Sin embargo, acudir a las camas solares no mejora la psoriasis”, puntualiza Sellerberg.
Ya sean ungüentos, cremas, medicamentos o terapia de luz, siempre hay un problema, dice la homeópata Hilpert-Muehlig, que recuerda que «el tratamiento aporta una mejora, pero la psoriasis no tiene cura”.
Por Sabine Meuter (dpa)
Foto: Christin Klose/dpa-tmn