LONDRES (dpa) – Damien Hirst vuela alto. El hombre que se hizo famoso por exponer un tiburón tigre inmerso en formol o una calavera cubierta de incrustaciones de diamantes pronto tendrá galería propia en Londres y vive en el lujoso barrio de Regents Park con jeques y diplomáticos como vecinos. Hoy en día, las obras del antaño «enfant terrible» entre los Young British Artits (YBAs) cuelgan en los salones de la alta sociedad. Pero sus planes urbanísticos lo han vuelto a colocar en el blanco de las críticas.
El artista, de 49 años, quiere construir una gran urbanización en el condado inglés de Devon. Y la elección de la idílica localidad costera de Igracombe, en su salvaje costa norte, no es casual. Hirst posee allí una enorme granja dentro de un área protegida y es dueño de toda una céntrica calle, un restaurante y galerías de arte. Sin olvidar a «Verity», una estatua de bronce de 20 metros diseñada por Hirst que retrata a una mujer embarazada con la barriga transparente y empuñando una espada.
El artista la cedió durante un período de 20 años, y hace dos su colocación a la entrada del puerto ya causó polémica: mientras que las autoridades se frotaban las manos con las consecuencias que la obra podría tener para el turismo, los vecinos miraban más bien horrorizados hacia esta nueva conciudadana.
Ahora, las autoridades de North Devon han bendecido en una primera votación los planes de Hirst de crear cerca de su granja Winsham y junto con otros cuatro propietarios una urbanización con 750 viviendas. El argumento de «salvar» esta idílica localidad costera de 11.000 almas de una amenazadora ruina económica sumándole 3.000 vecinos los ha convencido.
«Necesitamos más población para mantener nuestros negocios», dice la consejera municipal Anne Thomas, citada por un diario local. Sin embargo, los vecinos cuestionan los beneficios que pueda suponer el proyecto y temen que su pequeña cuidad se «hirsterice». No en vano, ya se habla con sorna de «Hirst-on-Sea», que podría traducirse como «Hirst del mar».
«El proyecto divide la ciudad», dice a dpa Nick Constable, del diario «Western Morning News». «Hay quienes piensan que se comporta como un gran terrateniente, mientras que otros celebran su compromiso en pro de la reactivación económica». Según Constable, el debate podría alargarse. «Es muy poco probable que suceda algo en los dos próximos años», señala.
Los planes urbanísticos comprenden una superficie de aproximadamente un kilómetro cuadrado y en ellos tendrían cabida una escuela, comercios, centros sanitarios y deportivos y un parque. Como la planificación aún no está cerrada, el artista ha pedido discreción a sus portavoces y agentes. «Por deseo expreso de nuestro cliente, no podemos decir nada sobre el proyecto», señala el bufete de arquitectos responsable.
No obstante, según contó en un acto público a finales de 2013 el arquitecto Mike Rundell, el proyecto es «increíblemente emocionante» para Hirst. El artista detesta «los edificios anónimos, sin vida» y quiere construir casas «en las que la gente quiera realmente vivir». Entre tanto, los detractores del proyecto rechazan que, según el plan actual, sólo en torno a un diez por ciento de las viviendas serán asequibles para el ciudadano medio, mientras que el resto son casas de lujo con vistas al mar.
Hirst, que según la lista de los más ricos del «Sunday Times» posee un patrimonio de 215 millones de libras (276 millones de euros/unos 350 millones de dólares), compró la granja Winsham hace unos diez años. Su relación con la madre de sus tres hijos, la diseñadora Maia Norman, se rompió en 2012 tras 19 años. «Cuando uno es joven se siente indestructible e imparable… Y de pronto se hace mayor y tiene una historia», contó entonces al «Sunday Times». «Una historia que no piede cambiar. Y eso, sinceramente, me parece inquietante».
Por Anna Tomforde
