Estocolmo, 29 abr (dpa) – Escándalos por filtración, corrupción y acoso sexual están diezmando de forma imparable el jurado de la Academia Sueca que concede el premio Nobel de Literatura, una sangría que continuó este fin de semana con una nueva renuncia y que no ha logrado frenar ni siquiera la intervención del rey del país: de sus 18 miembros, sólo diez continúan activos. ¿Podrá un gremio así seguir concediendo un premio tan prestigioso?
El trabajo de la selección previa de los candidatos al premio transcurre según lo previsto, destaca la Academia, pero al mismo tiempo reconoce que la imagen del premio se ha visto dañada. Tanto, que a puerta cerrada se debate ahora incluso la posibilidad de no concederlo este año, y entregar dos el próximo.
La crisis fue desencadenada por un escándalo de corrupción y acoso en torno a Jean-Claude Arnault, un prestigioso director artístico marido de la miembro de la Academia Katarina Frostenson. La pareja no sólo habría filtrado los nombres de siete galardonados con el Nobel, sino que además, 18 mujeres lo acusaron el año pasado de acoso sexual.
Una investigación realizada por encargo de la Academia confirmó un «comportamiento inaceptable en forma de intimidad indeseada», pero señala que los miembros de la Academia no sabían ni sospechaban nada.
Según nuevas informaciones publicadas en los medios suecos, entre las víctimas podría estar incluso la princesa Victoria de Suecia. Durante una recepción, el francés le habría tocado el trasero, según señalaron el diario «Svenska Dagbladet» y la emisora de radio SVT este fin de semana. La casa real no se ha pronunciado hasta ahora y el marido de Frostenson ha negado las acusaciones.
Pero el descontento de la gestión del caso por parte de la Academia ha provocado la renuncia de cada vez más miembros. Las renuncias comenzaron por la negativa de la propia Frostenson a marcharse, pero al final se vio obligada a abandonar el cargo. También lo dejó la secretaria permanente Sara Danius, la que fuera primera mujer al cargo de la institución, según su versión, por deseo de la Academia.
La última en abandonar fue la periodista y escritora Sara Stridsberg, con la que suman ocho los miembros ya inactivos del jurado.
La ola de renuncias podría suponer un gran problema para la Academia, pues sus estatutos centenarios sólo permiten nombrar nuevos miembros tras la muerte de los actuales. Ello «pone seriamente en peligro la capacidad de la Academia de cumplir con su importante labor», señaló la casa eral sueca.
Entre otras cosas, ello impedía la reestructuración de la academia. Por eso el rey Carlos XVI Gustavo de Suecia, patrocinador del gremio, decidió reformar los estatutos.
Sin embargo, los cambios no han entrado aún en vigor y tampoco está claro hasta qué punto van a ayudar a la Academia ya que ahora se plantea otro problema: el nombramiento de nuevos miembros del prestigioso gremio exige que sea aprobado con 12 votos y ahora sólo 10 miembros siguen activos.
La Academia espera que algunos de sus miembros inactivos vuelvan tras la renuncia de Frostenson y puedan votar.
Incluso aunque esto no ocurriera, no parece probable que esta crisis vaya a suponer el fin de esta tradicional institución cultural. Los estatutos actuales se podrían interpretar de otra forma, señalaron juristas a medios suecos.
También el rey Carlos XVI Gustavo podría volver a intervenir y hacer uso de su poder para zanjar la crisis.
Pese a contar con un jurado diezmado, es posible que se conceda el Nobel de Literatura. La entrega del galardón no está recogida en los centenarios estatutos, que datan de 1786, cien años antes del premio literario más importante del mundo.
Por Theresa Münch (dpa)