Convivir con un superdotado: pros y contras

Dos de cada cien personas en el mundo, tienen una mente superdotada. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) un superdotado es aquella persona que posee un coeficiente intelectual superior a 130, y, más allá de sus peculiaridades individuales, todos ellos se caracterizan por la capacidad que tienen para desarrollar una serie de habilidades que suelen ser inusuales de observar en el resto de las personas.

Pero, dejando a un lado la teoría, realmente nos hemos cuestionado, ¿cómo es convivir con un superdotado?

La psicóloga francesa Jeanne Siaud-Facchin en su definición de personas superdotadas, asegura que se trata de personas singulares con una forma de pensamiento, un modo de razonamiento, una manera de percibir, comprender y analizar el mundo diferente. Según ella, estamos hablando de personas que tienen una sensibilidad exagerada, una emotividad desbordante, una necesidad de saber y dominar irreprimible, una receptividad emocional intensa, una necesidad incesante de cuestionarlo siempre todo, una lucidez que pocas veces les deja en paz y una íntima convicción de ser inútiles aunque los demás los consideren inteligentes.

Siguiendo esta definición y aceptándola como “correcta” es imprescindible que para  lograr la inclusión de estas personas en la sociedad, tengamos capacidad de distinguirlas y diferenciarlas adecuadamente del resto de los individuos.

Siaud-Facchin afirma que incluso hoy en día, todos los adultos superdotados explican lo “doloroso” que resulta sentirse invadido por esta percepción ampliada del mundo sin que la mayoría de la gente sea capaz de comprenderlo.

Por su parte, el presidente de la Asociación Española de Superdotación y Altas Capacidades (AESAC), José Antonio Montes, considera que un diagnóstico precoz, entre los dos o tres años, es lo más prudente para evitar que esta aptitud intelectual se convierta en un problema.

Cuando hablamos de las características más notables de los superdotados, podemos mencionar las siguientes:

En primer lugar, y quizás el rasgo más fácil de identificar es que, como los superdotados ya poseen las habilidades intelectuales bien desarrolladas, su capacidad de aprendizaje suele ser más rápida que el resto de las personas.

La psicóloga clínica Carmen Sanz, afirma que el método más común para descubrir su superioridad intelectual es a través los test de inteligencia, en los cuales, el común denominador de los individuos demuestra un coeficiente intelectual de aproximadamente 100 puntos, y poseen una capacidad de aprendizaje promedio. Sin embargo, los superdotados, cuya capacidad intelectual es mayor a 130, poseen una capacidad de aprendizaje increíblemente rápida que puede palparse fácilmente en la etapa de la niñez, ya que, los niños con esta condición tienden a “aburrirse” fácilmente de los contenidos que les son impartidos en el colegio y son comúnmente catalogados como “vagos” o “rebeldes”.

En segundo lugar, los superdotados poseen una extraordinaria memoria y retentiva puesto que son en su mayoría, perfectamente capaces de recordar información de inmediato y almacenar en su cerebro mayor cantidad de datos que el resto de los individuos.

En tercer lugar, se caracterizan por ser personas “autodidactas”, que debido a su gran curiosidad y ganas de saber siempre más, tienden a aprender todo por sí mismos, sin necesidad de ayuda de un tercero.

En cuarto lugar, como consecuencia de su extrema capacidad creativa, los superdotados tienden a ver soluciones donde nadie más puede hacerlo. Esto ocurre porque poseen una originalidad característica para resolver problemas de formas poco comunes.

En quinto lugar, otro factor que define a la mayoría, es que son personas extremadamente perfeccionistas, que nunca se sienten realmente satisfechas con lo que hacen o con los proyectos que llevan a cabo. Esta insatisfacción constante puede, en ocasiones, hacerlos sentir frustrados o fracasados.

En sexto lugar, suelen ser personas hiperactivas que se aburren con facilidad y son impacientes. Además, debido a su facilidad para aburrirse, su tiempo de atención es limitado y esto los hace inconstantes para terminar actividades.

Este factor puede derivar además en otros problemas como bajo rendimiento a nivel académico, pero no por falta de conocimiento, sino por todo lo contrario. Su madurez intelectual es tan alta que al estar por encima del promedio, se sienten desmotivados rápidamente de la educación que reciben.

En este sentido, podría afirmarse que las necesidades educativas de los superdotados no son las que corresponden a las propias de su edad. Por lo tanto, si su condición no se detecta a temprana edad,  puede surgir en ellos un sentimiento de fracaso que desemboque posteriormente en una desilusión escolar.

De acuerdo a los expertos, las mayores dificultades para los superdotados suelen aparecer a partir de los 11 años, que es precisamente donde más se evidencia su falta de esfuerzo generalizada, su actitud negativa en el colegio y su baja autoestima.

Según la profesora de psicología, Amparo Acereda, cuando un niño superdotado no es estimulado intelectualmente para que desarrolle su potencial pueden aparecer problemas de comportamiento severos que pueden derivar en 2 tipos fundamentales que son: extrema agresividad o pasividad. Es decir, o el niño se rebela y se niega a seguir reglas sociales establecidas o el niño intenta abstraerse del mundo exterior y  crea su propio mundo de fantasía sin tener ningún tipo de contacto social.

La profesora de psicología también asegura que los superdotados están plenamente conscientes de que son “diferentes” y por ello, es común que se sientan solos y reflejen cierta predisposición a relacionarse con otras personas, por temor a ser rechazados.

Por ende, es bastante común desgraciadamente, que los superdotados sufran de depresión, ansiedad, inseguridad y poca valoración de sí mismos, ya que, sienten que sus intereses y su manera de ver la vida es muy desigual al resto de las personas que los rodean.

No obstante, más allá de los aspectos “negativos” de esta condición, los dueños de estas mentes maravillosas poseen una marcada capacidad de liderazgo que puede llevarlos increíblemente lejos si logran gestionar sus increíbles capacidades.

Por último, los superdotados son personas extremadamente sensibles que, en ocasiones, asumen el sufrimiento ajeno como propio y tienden a valorar las causas humanitarias mucho más que cualquier otra persona.

En todo caso, es vital que como personas “no superdotadas” seamos capaces de identificar y reconocer a estas mentes asombrosas para evitar la discriminación y su  exclusión de la sociedad.

Recordemos que un superdotado además de tener que luchar con las dificultades cotidianas que se presentan en la vida de cualquier persona, también tiene que enfrentarse a sí mismo y a los problemas que se derivan de su excepcional dotación intelectual.

Por tanto, convivir con superdotados puede ser más complicado de lo que parece, sin embargo, una vez que entendemos su condición, es mucho más sencillo concebir su manera de actuar y su forma peculiar, y en ocasiones muy hermosa, de ver la vida.

Soraya Andreina Pérez