Madrid/Barcelona, 24 ene (dpa) – A pocos días de cumplir 22 años, Neymar se enfrenta a su mayor prueba de madurez: convivir con los sonoros ecos de su fichaje por el Barcelona, una oscura operación que ya se cobró su primera víctima con la dimisión de Sandro Rosell como presidente del club.
Desde la torre de marfil en la que viven muchas de las superestrellas del fútbol, Neymar asistió con ligereza a los sucesos del jueves. Mientras Rosell abandonaba su sillón de presidente del Barcelona, el futbolista publicaba una fotografía en las redes sociales hablando de «otro día de alegría».
Así es el espíritu de un futbolista que a sus 21 años ya dio muestras de carácter al dar su salto al Barcelona sin pestañear ni notar la presión, más allá de los lógicos nervios iniciales.
Sobre el campo ya condujo a Brasil a ganar la Copa Confederaciones 2013, ilusionando a todo un país con lograr este año el hexacampeonato, y aprovechó cada partido con el Barcelona para demostrar su enorme talento.
Pero ahora Neymar se sitúa ante una situación insólita, tanto para él como para el mundo del fútbol en general. Nunca antes un futbolista de élite había tenido que jugar mientras la Justicia dirimía la legalidad de su fichaje. Y en el enredo, además del club -que asegura que todo es legal-, también está implicado su padre y representante.
Los últimos sucesos coincidieron con la primera lesión de Neymar desde su llegada al Barcelona. El 16 de enero sufrió un esguince que le tendrá apartado al menos hasta la primera semana de febrero. Luego tendrá que recuperar el ritmo competitivo.
La presión ahora es máxima para el brasileño, pues el Barcelona afrontará a partir del 18 de febrero su primera fecha trascendente de la temporada con su eliminatoria de Liga de Campeones ante el durísimo Manchester City. Y el equipo del argentino Gerardo Martino necesita la inspiración y el talento de Neymar.
Sin embargo, con la dimisión de Rosell no se va a acabar el ruido sobre Neymar. El nuevo presidente del Barcelona, Josep María Bartomeu, también está salpicado por el asunto y hoy el diario «El Mundo» aseguró que será incluido en una ampliación de la querella admitida a trámite el lunes.
El equipo seguirá jugando -el domingo defenderá liderato ante el Málaga-, pero los focos estarán lejos del césped. En el palco, con Bartomeu mirando su primer encuentro como presidente, y en la grada, donde previsiblemente se sentará Neymar para animar a los suyos.
El último precedente sonríe al conjunto blaugrana. El Barcelona tiene un plantel con un buen número de futbolistas acostumbrados a ganar en complicadas circunstancias extradeportivas. Por ejemplo, Joan Laporta salió de la presidencia en 2010 con enorme polémica y el equipo respondió ganando la Liga española.
Sin embargo, ningún conflicto reciente del Barcelona igualó lo que ahora se está viviendo con Neymar, un futbolista que debe jugar mientras los periódicos no cesan de publicar noticias oscuras sobre su fichaje. Y al fondo, el Mundial de Brasil.
Por Alberto Bravo