Guatemala, 4 jul (EFE).- El exguerrillero guatemalteco Fermín Solano Barrillas fue condenado hoy a 90 años de prisión por la masacre de 22 campesinos en noviembre de 1988 a manos de una unidad insurgente bajo su mando, informó una fuente judicial.
Solano Barillas fue declarado culpable al ser identificado como el responsable de la llamada masacre de El Aguacate, ocurrida en el departamento de Chimaltenango (a 60 kilómetros de la Ciudad de Guatemala), durante el conflicto armado interno (1960-1996) guatemalteco que, según cifras oficiales, dejó alrededor de 245.000 personas muertas o desaparecidas.
La sentencia en contra del ex guerrillero fue dictada en la tarde del viernes por un tribunal penal de Chimaltenango, presidido por el juez Wálter Jiménez, cuatro meses después de haber dado inicio al juicio.
El acusado había declarado por primera vez ante el juez en la mañana del viernes, en una audiencia previa a la sentencia, en la que se declaró inocente y solicitó, además, su libertad alegando que no fue el responsable de la matanza.
Solano Barillas ha sido el primer exguerrillero en enfrentar la Justicia por crímenes de guerra, mientras que varios militares del Ejército de Guatemala han sido condenados por sus actos durante el conflicto.
La parte acusadora argumentó que Solano Barillas era conocido durante la guerra civil con el pseudónimo de «Teniente David», en las filas de la desaparecida Organización Revolucionaria del Pueblo en Armas (ORPA), una de las cuatro agrupaciones que integraron la guerrillera Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG).
Según la Fiscalía, el «Teniente David» dirigía la columna del frente guerrillero Javier Tambriz de la ORPA, que entre el 22 y 28 de noviembre de 1988 asesinó a 21 campesinos indígenas habitantes de la aldea El Aguacate, en el municipio de San Andrés Iztapa (Chimaltenango).
Un día antes, según las investigaciones, esa misma unidad insurgente había asesinado a un comisionado militar, como se le llamaba entonces a los civiles que colaboraban con el Ejército, quien supuestamente había descubierto un escondite con armas.
Los antiguos comandantes de la ORPA reconocieron su responsabilidad en esa matanza ante la Comisión para el Esclarecimiento Histórico de las Naciones Unidas, que en la década de 1990 investigó las violaciones a los derechos humanos cometidas durante la guerra.
La Fiscalía había solicitado 30 años de prisión por cada uno de los 22 asesinatos, además de otros 30 por delitos de lesa humanidad, para sumar 690 años de cárcel en total.
Sin embargo, el tribunal condenó al ex guerrillero a 30 años por delitos contra la humanidad y a 60 por asesinato en forma continuada.
Durante la lectura de la condena, el tribunal señaló que las autoridades deben investigar y procesar a otros exinsurgentes involucrados en la masacre.
La Fiscalía guatemalteca presentó en contra de Solano Barillas un total de 90 pruebas documentales, 29 testimonios y peritajes de 14 expertos en diversos temas, durante los cuatro meses que duró el juicio.
La defensa precisó que Solano Barillas se encontraba en México cuando ocurrió la matanza y además señaló contradicciones en la versión de los testigos que acusaron al exguerrillero.
Solano Barillas fue aprehendido el 2 de mayo de 2013 tras una denuncia ante la Fiscalía en 2002 del Grupo de Apoyo Mutuo (GAM), una organización no gubernamental de carácter humanitario integrada por víctimas del conflicto.
El informe de la Comisión para el Esclarecimiento Histórico de las Naciones Unidas, que investigó las violaciones a los derechos humanos perpetradas durante la guerra interna, contabilizó más de 200.000 asesinatos y 45.000 desaparecidos y responsabilizó al Ejército y los grupos paramilitares del 97 % de esos casos.
El documento atribuye a la antigua guerrilla guatemalteca 32 de las 669 masacres que ocurrieron en el país centroamericano durante la guerra.