Con o sin Canadá, la renegociación del Nafta la ha ganado Trump

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TrumpWashington, 28 ago (dpa) – Si finalmente Canadá quedara fuera del acuerdo comercial que Donald Trump ha cerrado con México, las consecuencias económicas podrían ser negativas para Estados Unidos, más allá del enfrentamiento que podría abrirse entre el mandatario y el Congreso, que le dio autoridad para renegociar un acuerdo trilateral y no para desmantelarlo.

Pero lo cierto es que políticamente -y eso para Trump significa de cara a sus bases electorales-, se ha anotado una victoria importante con el anuncio del acuerdo ante las cámaras el lunes en el Despacho Oval y con el presidente de México, Enrique Peña Nieto, conectado en modo altavoz por teléfono.

«El presidente Donald J. Trump mantiene su promesa de renegociar el TLCAN», «El acuerdo comercial de Trump con México cumple su promesa a los trabajadores estadounidenses», «El presidente Donald J. Trump está cumpliendo su promesa de renegociar el Nafta».

Estas frases entrecomilladas son los títulos de varios emails que desde el lunes salieron de computadoras de la Casa Blanca, el Departamento de Estado y la campaña de Trump para publicitar el anuncio.

«Le da a Trump una victoria que pregonar en la campaña este otoño. Y ofrece una garantía a los republicanos que trataban de permanecer alineados con el presidente en el camino hacia las elecciones de medio término pero que se veían cada vez más desilusionados con sus políticas comerciales», aseguró hoy el rotativo online «Politico».

La renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN/Nafta) fue, junto a la construcción del muro en la frontera con México, una de las promesas electorales más importantes que hizo Trump. Ganados los comicios, significó la traslación al ámbito comercial del «America First» (Estados Unidos primero), un lema de campaña convertido en línea de acción de Gobierno.

«Renegociaremos Nafta o pondremos fin a Nafta», proclamó Trump reiteradamente, primero en mítines y luego ya en Casa Blanca. A ella llegó agitando la bandera del proteccionismo y asumió la renegociación del acuerdo como instrumento de política interna, además de como medida comercial.

A lo largo del año de renegociación con México y Canadá, plagado de amenazas de sacar a Estados Unidos del tratado, Trump defendió la posibilidad de negociar acuerdos comerciales por separado con cada uno de los socios.

«Podría ser que el Nafta tome una forma diferente. Podría ser con Canadá, con México, uno a uno», dijo en junio durante la Cumbre del G7 que terminó con el mandatario atacando duramente al primer ministro Justin Trudeau y retirando el apoyo de Estados Unidos a la declaración final desde su avión.

El Gobierno mexicano de Peña Nieto y el canadiense de Trudeau respondieron siempre que el Nafta era cosa de tres. «La esencia de esta negociación es trilateral», proclamaba aún en julio el secretario de Economía mexicano, Ildefonso Guajardo.

Él y el titular de Exteriores, Luis Videgaray, estuvieron presentes el lunes en el Despacho Oval cuando Trump dejó en el aire la incorporación de Canadá al acuerdo comercial que acababa de anunciar. «Espero y deseo que la parte con Canadá se pueda concretar», dijo Peña Nieto por teléfono.

Pero México, que por su fuerte dependencia de las exportaciones no puede permitirse no cerrar un acuerdo comercial con Estados Unidos y que necesita poner fin a las negociaciones antes del traspaso de poder a Andrés Manuel López Obrador, dejó de contemplar la trilateralidad como una condición.

«Hay cosas efectivamente que nosotros no controlamos», manifestó el ministro Videgaray en una rueda de prensa el lunes. «México tendrá tratado de libre comercio independientemente de esas variables que no podemos controlar».

No es el único punto en el que México ha cedido ante Trump. En la parte automotriz, que era la que más interesaba al mandatario del acuerdo, Trump se salió con la suya garantizando un incremento de la fabricación regional y nacional, según destacaban hoy analistas en el país latinoamericano.

Sentado tras su escritorio con el presidente Peña Nieto hablando por el altavoz del teléfono, ganó además la batalla de la imagen con un vecino al que ha denostado desde que era candidato, arremetiendo contra sus inmigrantes y acusándolo de beneficiarse exclusivamente del Nafta a expensas de Estados Unidos.

«Presidente, tengo un enorme reconocimiento a su Gobierno, a su voluntad política y implicación personal en esto», se escuchó decir a Peña Nieto en su conversación con Trump.

Algunos periodistas dudaron de que el mexicano fuera consciente de que todo el mundo lo estaba escuchando. Un alto funcionario de la administración Trump citado por «The Washington Post» aseguró que lo sabía. La televisión en México emitió la conversación.

Por Sara Barderas (dpa)