Cómo rentabilizar la lucha contra el cambio climático

Plantas-marinas-como-cemento-ecologico-para-luchar-contra-el-cambio-climatico_image_380Varsovia, 23 nov (dpa) – La protección del medio ambiente necesita en primera instancia de dinero. De acuerdo con cálculos del Banco Mundial, por cada dólar que se invierte ahora en el la lucha contra el cambio climático y en la adecuación de los países más pobres al calentamiento global, se ahorrarán entre 4 y 36 dólares en futuros desastres naturales. Los científicos auguran que el uso adecuado de dinero para el clima puede traer beneficios pronto.

Pero, ¿dónde conseguirlo? En tiempos de crisis financiera se derrumbó también el principal instrumento de la Unión Europea (UE) para su propio financiamiento de la protección medioambiental: en el comercio europeo de emisiones estaba previsto que una tonelada de dióxido de carbono emitido costara 30 euros. Pero el precio de estos derechos de emisión se redujeron a menos de 5 euros por tonelada. Tras el anuncio de una minireforma, el precio se elevó en 5 centavos.

Al mismo tiempo, en Copenhague 2009 los países industrializados se comprometieron a respaldar económicamente a los países más pobres de las consecuencias del cambio climático. A partir de 2020 estos países proporcionarán 100.000 millones de dólares (74.000 millones de euros) por año.

El punto central es el Fondo Verde para el Clima (Green Climate Fund), para ayudar principalmente a las naciones más pobres a lograr un desarrollo más compatible con el clima, una inversión para el futuro. «Pero las reglas deben ser claras para que los ministros de Finanzas puedan confiar en ellas», dijo el negociador alemán Karsten Sach.

Los delegados de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en Varsovia debatieron fuertemente en qué medida los países desarrollados deben pagar por los daños ocasionados en los estados más pobres, por ejemplo por el aumento del nivel del mar o el aumento de las sequías. Esto incluye la pérdida de tierras.

«Las Islas Carteret en Papua Nueva Guinea ya han perdido un 40 por ciento de su superficie útil», dijo Thomas Hirsch de la organización «Pan para el Mundo». La razón es la entrada de agua salada en las aguas subterráneas y la erosión costera por las inundaciones repentinas. Los 3.000 habitantes podrían verse obligados a abandonar las islas.

«La mayor preocupación de los países industrializados es alguna vez tener que asumir la responsabilidad por los daños», agrega.

En lugar de discutir sobre todo acerca de los pagos, los países deberían más bien buscar la manera con la que se puede ganar dinero con protección ambiental, señala el jefe del Instituto de Investigaciones del Impacto Climático en la ciudad alemana de Potsdam, Ottmar Edenhofer. «El Fondo Verde para el Clima es sin duda un valioso punto de partida», asegura.

«Sin la perspectiva de esta transferencia de dinero, los países industrializados pierden la credibilidad», agrega.

Pero más decisivo es que por cada tonelada de dióxido de carbono (CO2) emitida se pague un precio razonable. «El dinero recaudado debe fluir en la investigación y en el desarrollo o en la construcción de infraestructura para mejorar por ejemplo el acceso al agua potable o el suministro de energía con bajas emisiones de CO2», afirma Edenhofer.

De esta manera, los estados en última instancia podrían obtener un beneficio, agrega.

La base para un comercio de CO2 son vales de emisión, que deberían tener normas más severas que en la UE, como un precio mínimo para que las empresas puedan planificar mejor, indica el experto.

«La protección medioambiental debe ser visto como algo que es rentable». Además, el comercio de emisión debería extenderse a otros países, entre otros a China, concluye Edenhofer.

«Los chinos se enfrentan a las mismas preguntas que nos hacemos

nosotros: ¿Cómo funciona el cambio de energía? ¿Cómo introducimos la energía renovable a gran escala en el sistema», dice Sachs.

También ellos están planeando un comercio de emisiones de dióxiodo de carbono: «El siete por ciento de las emisiones del país deben estar incluidas en proyectos comerciales de emisiones», añade.

Si se logra poner esto en funcionamiento, los mercados serán más grandes que los que tenemos en Australia. No es tan grande como el mercado de la UE, pero éstas son cuestiones de suma importancia para el clima», asegura Sachs.

Por Simone Humml