(dpa) – Ya sea en avión o en automóvil, viajar con jóvenes en la etapa de la pubertad puede convertir las vacaciones en una verdadera pesadilla. Porque ellos están en contra de todo. Las excursiones son tontas, y las ideas para hacer otras actividades también les parecen un horror. La comida tampoco les gusta y a la hora de ayudar, brillan por su ausencia. Y claro, los padres no son más que un estorbo.
Entonces, ¿qué se puede hacer para que las vacaciones no discurran por ese fastidioso camino?
Si el hijo ya tiene más de 11 o 12 años, los padres deberían involucrarlo en la planificación del viaje. «Si los niños tienen la sensación de que sus deseos cuentan y tienen peso, son mucho más cooperativos», afirma la educadora Kira Liebman.
Por lo tanto, ella les recomienda a los padres que en la problemática fase adolescente de sus hijos pasen sin falta de la «dictadura a la democracia».
«Cualquiera que decida hacer valer sin concesiones todas sus opiniones como padre tendrá niños malhumorados, peleones y por lo general agotadores», apunta Liebmann..
Por lo general los padres suelen tener un concepto distinto de las vacaciones que sus hijos. Quieren hacer visitas, caminatas y estar activos. En cambio, los adolescentes quieren relajarse, jugar con sus teléfonos, no hacer nada o estar con chicos de su edad. Por eso el consejo de Liebmann es: «¡Vive y deja vivir!»
Ella recomienda fijar sólo pocas reglas para las vacaciones, como por ejemplo el horario común de una comida. «Lo mejor es que no sea el desayuno, porque los adolescentes quieren dormir a su gusto. Largamente a su gusto», advierte. En caso de que se planifiquen excursiones, deberían organizarse de modo conjunto y los destinos ser elegidos en pie de de igualdad.
Los jóvenes frecuentemente sienten vergüenza de sus padres. «Si se instalan en un tumbona a una distancia de 100 metros, déjenlos», sugiere la experta. Y también reclama comprensión: «Los adolescentes necesitan tiempo para no hacer nada. La pubertad es agotadora y por eso los jóvenes están fatigados del aparente no hacer nada».
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