Madrid, 27 may (dpa) – El anuncio de la retirada del líder del Partido Socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, a causa de la debacle electoral en los comicios europeos del domingo precipitó la salida de los posibles aspirantes en la carrera por la secretaría general de la formación en España.
El hasta ahora piloto de los socialistas en la región del País Vasco, Patxi López, fue el primero en mover ficha: hoy anunció que tras doce años abandona su cargo, aunque dejó en el aire su futuro político.
Su argumento fue el mal resultado del partido en la comunidad autónoma, pero el anuncio disparó los rumores que desde hace meses le señalan como posible candidato a la dirección nacional y, por tanto, a la presidencia del gobierno en las próximas elecciones generales, previstas para finales de 2015.
«No hay ningún guión escrito. Estoy para ayudar al partido», zanjó hoy ante los periodistas, sin desvelar si entre sus planes hay un «sprint» en la política nacional o un abandono prematuro.
La marcha de Rubalcaba, sin embargo, cambia las reglas del juego en el partido apenas medio año antes de la celebración de elecciones primarias, previstas en noviembre y abiertas por primera vez a los ciudadanos y simpatizantes socialistas.
El hasta ahora secretario general eludió el lunes hablar del tema y sorprendió con la convocatoria de un congreso extraordinario en julio para elegir a su sucesor: un proceso cerrado, interno y con un mayor peso del aparato del partido.
La decisión no gustó en algunos sectores del PSOE, que consideran que hubiera sido mejor adelantar las primarias de noviembre para evitar esa suerte de «transición» desde el congreso de julio hasta la celebración del proceso abierto y para garantizar la igualdad de condiciones de los aspirantes.
«Si el mensaje de las urnas es que existe en la sociedad española una ‘insatisfacción con el sistema’ (…) lo lógico hubiera sido ir a unas primarias abiertas y que la persona elegida por los militantes y simpatizantes fuera la encargada, después, de convocar un congreso donde elegir a su nueva dirección», señalaba hoy el editorial del diario español «El Mundo».
El debate se trasladó al Congreso de los Diputados, en la reunión que mantiene semanalmente el grupo socialista, donde los parlamentarios expusieron sus diferentes posturas.
Una de las más críticas es la ex ministra Carme Chacón, de 43 años, quien ya se enfrentó a Rubalcaba por la secretaría general en febrero de 2012 y perdió frente a él por 22 votos.
«La respuesta no puede ser encerrarnos en nosotros mismos y volver a los métodos tradicionales (…) El cambio empieza por nosotros y la respuesta son las primarias abiertas, participativas», dijo hoy ante los periodistas.
Otra de las voces discordantes es la del vasco Eduardo Madina, de 38 años, cuyo nombre también suena para sustituir a Rubalcaba. Hoy apoyó a un grupo de diputados socialistas que reclaman que el congreso planteado por Rubalcaba se abra también a la participación de los militantes. «Es una opción que está en el debate y no es descartable», dijo.
Aunque todavía no se ha pronunciado en el debate, todos los ojos en el PSOE están puestos hoy en Susana Díaz, líder del partido en la región de Andalucía (sur) y uno de sus pesos pesados. A sus 39 años y tras ocho meses en el cargo, el domingo obtuvo el mejor resultado del PSOE en el país y su nombre cobra fuerza en los círculos socialistas.
«Es uno de los liderazgos más nítidos, más claros, más fuertes y más importantes con los que cuenta el Partido Socialista», dijo hoy de ella la portavoz del PSOE en el Parlamento español, Soraya Rodríguez.
De momento, Díaz no se ha pronunciado. Desde el Ejecutivo regional sostienen que «su compromiso es con Andalucía», pero la carrera por la dirección nacional acaba de comenzar y las posiciones todavía no están definidas.
La versión oficial coincide en que en el PSOE debe entrar «savia nueva» tras los últimos batacazos electorales: el de este domingo y el sufrido por Rubalcaba en noviembre de 2011, cuando cosechó el peor resultado de la historia de la formación frente a Mariano Rajoy.
Por Ana Lázaro Verde