«Colonias de vacaciones» para dar a niños pobres herramientas para una vida mejor

COLONIAS_DE_VACACION_35981377CIUDAD DE MÉXICO (dpa) – Rodrigo Pérez Oronoz tiene dos vidas. Su vida como estudiante universitario de 23 años, y su otra vida: la que entrega a niños pobres seleccionados para ir gratuitamente de vacaciones durante una semana, en dos haciendas donadas para ese propósito en el campo mexicano.

Pérez forma parte de la asociación «Colonias de Vacaciones» desde los seis años. Sus padres lo mandaron a un campamento de paga; que es uno de los métodos que utiliza la organización para recaudar fondos para su labor verdadera: sacar a niños con menos recursos económicos de sus entornos urbanos y llevarlos por una semana de diversión en contacto con la naturaleza y a la vez nutrir su auto-estima.

Su regreso, cada verano, hasta que cumplió 13 años lo llevó a forjar muchas amistades. Los campamentos, que se llevan a cabo en dos fincas: «Santa Teresa» y «Don Cres», ubicadas en Tenancingo, en el Estado de México en el centro del país, marcaron profundamente a Pérez.

Posteriormente, a la edad de 16 años, sobreponiéndose a las dudas personales, tomó el curso de capacitación para convertirse en «animador» o guía para las Colonias de Vacaciones para niños pobres.

El destino de Pérez quedó firmemente ligado al de decenas de niños provenientes de las barriadas de la Ciudad de México cuyas vidas él, junto a otros 300 animadores voluntarios de entre 17 y 25 años, ayudan a mejorar.

«La idea de los campamentos es que te enseñan cosas, te dan herramientas, que tú puedes aplicar después fácilmente. A la fecha aún puedo cantar las canciones que aprendí en el campamento de niño», afirmó en entrevista.

No todos pueden ser animadores, explicó Pérez. «Realmente tienes que tener un gran amor a la niñez», manifestó. Los animadores se reúnen diligentemente para organizar las actividades, hacer sus disfraces, planear los juegos y escenografías; preveer prácticamente cada minuto que pasarán junto a los pequeños.  A cada animador se le asigna alrededor de 10 niños.

Durante un año, Colonias de Vacaciones organiza 14 campamentos para niños de siete a 11 años que se llevan a cabo en Semana Santa, verano y fin de año. La finca de Santa Teresa alberga a 130 niños y «Don Cres», 70.

«Ponemos al niño urbano en contacto con la naturaleza. Sacamos a los niños de su entorno rodeado de cemento y los llevamos a un lugar donde pueden jugar», señaló Leticia Prado, 57, directora de Colonias de Vacaciones.

Prado conoció a la institución porque envió a sus hijas al campamento de paga. La experiencia fue tan enriquecedora que cuando crecieron y ya no podían asistir por diversión, las hijas se convirtieron en animadoras.

El campamento de paga cuesta 5.350 pesos (unos 410 dólares),  y con esta aportación se cubren las estadías para tres niños pobres, con un costo de  alrededor de 1.300 pesos (unos 100 dólares).

El concepto de las «Colonias de Vacaciones» para niños urbanos se creó en el siglo 19 y los gobiernos europeos lo adoptaron como ayuda social. En México llegaron en 1965 a través de la Iglesia Católica que luego se hizo a un lado y la organización se convirtió en institución de asistencia privada en 1985.

El grupo selecciona a los niños a través de contactos en escuelas o centros comunitarios en barrios pobres, vínculos que se realizan a través de los maestros de las escuelas primarias o de trabajadores sociales con presencia en la comunidad.

Una jornada típica empieza con ejercicio lo suficientemente temprano para que los niños puedan ver la salida del sol, aún en pijamas. A los niños se les enseña a tender sus camas y a participar en los quehaceres domésticos como barrer y trapear.

Deben cuidarla «porque la casa es de ellos», dijo Prado.

«Hacemos toda actividad bajo una motivación», señaló Pérez. «No nada más les decimos que hagan la cama. Les decimos que si tienden su cama de esta manera, y doblan la sábana así, ‘los duendes van a venir por la noche a dejarte una notita’»

Parece un lapso corto pero en una semana se puede transformar la vida de un niño pobre. Algunos niños se quedan extasiados con la regadera; otros se sorprenden de que pueden comer tres veces al día: «¡A poco vamos a comer otra vez!» exclaman.

Una actividad importante al principio de la semana es que los niños inventen una historia, que deberán presentar como equipos con títeres o máscaras de cartón u otro material reciclable.

«En casa, estos niños a veces no tienen ni siquiera el derecho a expresarse… En las ‘colonias’ se les enseña que es importante lo que ellos decidan», indicó Prado.

«Les cambiamos el ‘switch’ (mental) a los niños», agregó. «Todo el medio es afectivo».

Sí surgen momentos tristes. Prado mencionó el caso de un niño que amenazó a otros con una navaja. Había logrado introducirla, pese a que los chicos al ingresar al campamento deben pasar por una especie de aduana donde se les confiscan objetos ilegales o indeseables. El pequeño fue enviado de regreso a casa.

Los animadores se han topado con «muchos casos severos » de abuso infantil, dijo Pérez. Relató el caso de un niño al que se le encontraron marcas de cuerdas en las manos, muñecas y tobillos. Su madre lo amarraba como castigo.

Los animadores hablaron con los padres del niño, les pidieron que dejaran de castigarlo de esa manera y que darían seguimiento al caso. Aparentemente la intervención fue benéfica para el niño, porque la dinámica familiar cambió, la propia madre se dio cuenta de la valía de su hijo.

Pérez contó que cuando se sienta con los niños para crear un cuento, siempre hay uno que quiere relatar una historia del narcotráfico y de como «llegan los malos y les disparamos».

Dice que tiene que alentarlos para despertar su imaginación; elevarlos por encima de su dura realidad donde impera el sexo, la violencia, las drogas.

Entonces les sugiere: «¿Y porqué no hacemos una historia de animales, con una princesa. ¿Y porqué tenemos que pegarle a la princesa, porque no hacemos que nos cuide, que nos trate bien?»

Esa es la razón por la cual Pérez regresa cada año sin falta. «Porque uno mismo se sale de su realidad. Porque puedes sustraerte de todo, siendo tú mismo. Ser una persona muy diferente, mágica».

Enlace de Internet: www.coloniasdevacaciones.org

Por Angela Moscarella