Ciudad Santa en el ojo del huracán: Estados Unidos abre su embajada en Jerusalén

Jerusalén/Gaza, 14 may (dpa) – Para los israelíes, se trata de un paso histórico. Para los palestinos, de un detonante de ira: el traslado de la embajada de Estados Unidos de Tel Aviv a Jerusalén pone a tambalear viejas realidades.

En el día de la inauguración de la embajada, decenas de palestinos murieron en violentas protestas en la frontera con la Franja de Gaza y cientos resultaron heridos por las balas israelíes. Pero aún no está claro si este paso drástico del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, modificará de manera duradera a la región.

El alemán Marc Frings, experto en Cercano Oriente, considera que no hay un potencial extremo de escalada a pesar de las masivas protestas de los palestinos. «No veo el potencial para un incendio de rápida propagación», dijo el director de la oficina de la Fundación Konrad Adenauer en Ramalá. El foco de las protestas está en la Franja de Gaza. Lo problemático es que «diversos focos de discordia» alcancen simultáneamente su clímax.

Este martes los palestinos recuerdan el día de la Nakba (catástrofe), el desplazamiento y la huída de cientos de miles durante la primera guerra del Cercano Oriente en 1948 desde el actual territorio israelí. Esta semana comienza además el Ramadán, el mes de ayuno musulmán. Por otra parte, desde fines de marzo decenas de miles de palestinos reclaman en la frontera con Gaza en la «Marcha del Retorno» el derecho a regresar a la actual Israel.

«Nos encontramos justo en una situación imprevisible, en la que cualquier movimiento en falso puede implicar echar aceite al fuego», dijo Frings. Por ejemplo, si Israel durante el Ramadán no otorga permisos de ingreso a Jerusalén de manera general, entonces las tensiones pueden verse aumentadas.

La organización radical islámica Hamas, que domina la Franja de Gaza, llamó el domingo nuevamente a levantar el bloqueo que Israel y Egipto impusieron a la Franja de Gaza. «Seguiremos adelante con nuestras marchas hasta que se alcancen nuestras metas», dijo hoy el líder de Hamas Mahmud Sahar. Trump es «el único responsable por el sufrimiento y el derramamiento de sangre del pueblo palestino». Una de las banderas de Hamas es la destrucción de Israel.

De todas maneras, Frings ve a la sociedad palestina demasiado dividida como para que se pueda desarrollar un movimiento masivo también en Cisjordania y en Jerusalén oriental. Además las personas están demasiado agotadas a causa de la situación política.

La experta política israelí Einat Wilf considera que la iniciativa de Trump es positiva a pesar de las protestas palestinas. «Ya era hora de que la comunidad internacional modificara su postura con respecto a Jerusalén», dijo. El mundo se había apegado a la idea de que incluso Jerusalén occidental no podía ser reconocida como capital israelí. «Los israelíes viven desde hace 70 años con la idea clara de que al menos la parte occidental de la ciudad es su capital, lo que es indiscutido y legítimo». Sobre la parte oriental se puede negociar, añadió.

Trump dijo en ocasión de la apertura de la embajada: «Israel es una nación soberana con el derecho a determinar por sí misma su capital. En el pasado no reconocimos lo evidente».

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, a su vez, habló en la inauguración de «un día glorioso». Israel celebra la decisión de Estados Unidos como triunfo político, subrayó.

Para los palestinos, Estados Unidos con esa decisión se puso claramente del lado de Israel. El presidente palestino, Mahmud Abbas, dejó en claro que Estados Unidos quedó descalificado como mediador en el conflicto.

La decisión de Trump de reconocer a Jerusalén como la capital de Israel y de trasladar su embajada fue duramente criticada a nivel internacional. Pero otros países ya anunciaron su intención de seguir los pasos de Estados Unidos y también trasladar sus embajadas.

Pero también para muchos israelíes liberales Jerusalén es la capital del país. «Jerusalén es la sede del Gobierno israelí y por eso diplomáticos y embajadas extranjeras son parte del ecosistema local», señaló Lior Shillat, director del Instituto de Investigación Política de Jerusalén. Por lo tanto, es positivo «que al menos algunas embajadas sean mudadas cerca de Jerusalén».

Israel conquistó la parte oeste de Jerusalén en la Guerra de los Seis Días en 1967. El país rechaza el reclamo de los palestinos de convertir Jerusalén Oriental en la capital de un Estado palestino. Pero la comunidad internacional insiste en que el trazado futuro de la frontera debe ser negociado entre ambas partes. Incluso Trump dijo eso.

El presidente estadounidense anunció varias veces en el pasado «el acuerdo definitivo» entre israelíes y palestinos. El enviado estadounidense y yerno de Trump, Jared Kushner, aseguró hoy que el Gobierno estadounidense se seguirá esforzando por lograr un acuerdo de paz entre israelíes y palestinos.

El presidente de Estados Unidos subrayó en los últimos meses que la decisión con respecto a Jerusalén pondrá en movimiento el estancado proceso de paz. «Quitamos de la mesa Jerusalén, la parte más dura de las negociaciones», dijo en enero. Las últimas conversaciones de paz bajo la dirección de Estados Unidos fracasaron hace cuatro años.

Frings no ve ninguna posibilidad de un impulso positivo en la decisión de Estados Unidos sobre su embajada. «Con esta decisión, sólo se echa aceite al fuego, en torno al que se reúnen las fuerzas radicales de la región», dijo el politólogo. Las fuerzas radicales en Israel y en el lado palestino, que no creen en la posibilidad de la paz, se ven fortalecidas de esta manera, consideró.

«El consenso internacional que había hasta ahora se ablandó». Así, por ejemplo, también países de la UE se mostraron reticentes a condenar la manera de proceder de Estados Unidos. «De esta manera, una solución completa es cada vez más difícil», dijo Frings.

Con la apertura de la embajada en Jerusalén, Trump cumple una promesa de campaña. El ministro de Defensa israelí, Avigdor Lieberman, aseguró hace alrededor de una semana que Israel deberá pagar un precio alto por el traslado de la embajada. «Pero lo vale», dijo, según medios locales. «No hay nada gratis».

Por Sara Lemel y Stefanie Järkel (dpa)