China se dispone a abordar reformas, pero sólo económicas

ANALISIDIGITALPekín, 7 nov (dpa) – El Partido Comunista chino celebrará a partir de este sábado una reunión en la que, según los medios oficiales, podría anunciar las mayores reformas desde 1978, cuando comenzó la liberalización económica tras una década de extremismo maoísta.

«La vacilante (desacelerada) economía, unida a la brecha de riqueza, la corrupción rampante y los crecientes conflictos sociales han puesto en una encrucijada a la nación más poblada del mundo y a la segunda economía global», afirma en un editorial la agencia oficial de noticias Xinhua.

«Los líderes chinos son conscientes de ello», por lo que, según Xinhua, «se anuncirán drásticas políticas económicas» tras la reunión de cuatro días que celebrará el Comité Central, que integra a los 376 líderes de un partido con 85 millones de miembros.

Los cambios «podrían ser equivalentes a las reformas económicas introducidas por China en 1978», afirmó Xinhua en otro comentario.

Ya en la cumbre del G20 de septiembre, el jefe del partido y presidente chino, Xi Jingping, prometió una serie de reformas ante sus homólogos de las principales potencias mundiales.

China «dejará que funcione la regla básica del mercado en el reparto de recursos», mejorará sus sistemas financieros, permitirá un cambio más libre de su moneda, impulsará un comercio e inversiones más abiertas y asegurará un mejor acceso al mercado para las compañías extranjeras, afirmó entonces Xi.

«Para solucionar los retos de desarrollo a largo plazo en China debemos implementar reformas estructurales, incluso aunque tengamos que dejar que nuestra economía crezca a una tasa menor», reconoció el mandatario chino.

El crecimiento económico de China cayó a un 7,7 por ciento el año pasado, el menor desde 1999, y se espera que este año baje hasta el 7,6 por ciento.

El primer ministro, Li Keqiang, afirmó recientemente que el gobierno se enfrenta al «gran reto» de apuntalar el crecimiento, aunque este tiene que mantenerse en un mínimo del 7,2 por ciento para cumplir con el objetivo de crear unos 10 millones de puestos de trabajo al año.

Se espera que las reformas incluyan medidas para poner fin al monopolio de facto que mantienen las empresas estatales, que eliminen las restricciones de residencia para unos 260 millones de migrantes, mejoren la seguridad social, amplíen los derechos del territorio rural, aceleren la urbanización, reduzcan la corrupción y mejoren el ejercicio de la ley.

Pero aunque el Partido quiera dar la impresión de que se trata de reformas impresionantes, serán posiblemente un proceso largo y gradual.

«Hay muchas decisiones tomadas por la cúpula que cuando pasan a nivel local se cambian o no se implementan», advirtió en Pekín el historiador y comentarista político Zhang Lifan.

Los gobiernos locales son unos de los intereses creados a los que más debe agradar el Partido, junto con las grandes empresas estatales que dominan algunas regiones e industrias, y el poder que ostentan algunas familias relacionadas con líderes del presente y el pasado.

El anuncio de reformas llegará cuando se cumple un año de la elección de los actuales líderes, Xi y Li, el primer cambio generacional de la última década. Ahora, en medio de la ralentización económica, entre los disidentes y la creciente clase media crecen las expectativas de que el régimen comunista, establecido hace 64 años, pueda desmoronarse.

Con la apertura de mercados y la reforma del sistema administrativo, el partido «espera aliviar la presión de una reforma política, o retrasar la misma», opina Wu Quiang, politólogo de la Universidad Tshinghua de Pekín.

Las reformas fueron aprobadas el mes pasado por el Politburó del Partido, compuesto por 25 miembros y liderado por Xi. Ahora, el Comité Central tendrá que discutir su implementación antes de anunciarlo a los 1.300 millones de chinos. Según Wu, esta reunión será «muy importante para que (Xi) estabilice su poder».

Xi inició su gobierno con un claro perfil de lucha contra la corrupción, que muchos consideran un instrumento político para cimentar su autoridad y arrinconar a funcionarios que podrían resultar peligrosos para el Partido.

Ninguna de las reformas que se discutirán en el Comité Central está orientada a cambios fundamentales de la política china, y tanto Xi como otros líderes ya advirtieron que el Partido «nunca copiará el modelo de los sistemas políticos occidentales».

De cara al encuentro, los medios estatales aseguran que el Partido ha «aprendido lecciones del colapso de la Unión Soviética y de su partido comunista».

La represión de disidentes organizados llevada a cabo este año ha decepcionado a los analistas que esperaban que Xi suavizase la política de Estado del Partido.

«No tengo expectativas de una reforma política exhaustiva», aseguró el politólogo Zhang. «Creo que las reformas reforzarán básicamente el estatus del Partido».

Por Bill Smith