Hace ya muchos años, demasiados, que tenía un sueño, “llegar a la India en moto”, y por unas cosas o por otras, nunca encontraba el momento; supongo que en el día a día, nunca tenemos tiempo para soñar, arrastrados por la vorágine diaria, hasta que la vida nos frena en seco, en mi caso, mi paso por un hospital a dos horas de irme de este mundo. Pasados unos años de recuperación me dí cuenta, un día sentada en mi casa, de que “tenía un sueño” y si ahora tenía una segunda vida, debería de hacerlo realidad, así que me puse en marcha, todo comenzó a tomar forma. ¿Quién puede decir que ha cumplido su sueño?
LOS INICIOS TRAZANDO RUTAS
No se cómo lo harán el resto de viajeros, en mi caso, lo primero que hice fue trazar sobre el mapa una ruta, que fue variando a medida que iba ajustando kilómetros y medios e incluso, al final, casi tengo que volver a cambiarla por el reciente golpe de Estado fallido en Turquía. El caso, es que una vez definida ésta, con salida desde el Ayuntamiento de Gijón, partiré dirección a Barcelona, Italia, Grecia, Turquía, Irán e India.
En mi ruta inicial, pretendía pasar por Pakistán, por el sur, que se supone libre de conflictos y tras varias llamadas e intercambio de correos con las respectivas embajadas desistí por el peligro que entrañaba; soy de las que opinan que para ser feliz no merece la pena arriesgarse y si puedo evitar este tipo de situaciones lo hago; siempre he dicho que “si hay un puente no voy a pasar por el río”.
Una vez aclarado el tema de Pakistan, la siguiente pregunta es ¿Cómo doy el salto entre Irán e India?, pues en avión, previo pago de cerca de 1.500 euros, desmontando la moto y vaciándola de líquidos inflamables para su transporte; hasta aquí parece fácil, ya veremos cuando estemos allí.
LA MOTO
Necesitaba cambiar la moto, quería una moto que me permitiese llegar tranquilamente sin muchos problemas y aunque al principio me había centrado en la BMW 1200 GS, al final, por razones como el peso o la poca electrónica me llevaron a decantarme por la F 700 GS de BMW, a la que bauticé como LUSI, en honor a mis perras labradoras Luca y Sira. Esta moto de mecánica fácil, me permitirá, o eso espero, resolver averías que se puedan plantear sobre la marcha y a la vez, poderla levantar del suelo sin mayor problema en caso de caída.
Una vez tomada la decisión, tocaba hacerse a ella, y aquí mi amigo, al que llamo “teacher”, Constantino Suárez, me ayudo mucho, ya que no es lo mismo llevar una custom ( la moto que siempre había tenido) que una GS.
Parece que poco a poco, ambas nos vamos entendiendo y pasamos del “usted al tuteo”. A ver si en el próximo curso off- road en 30 MPS OFF ROAD ACADEMY de la mano de Isaac Feliu y Miguel Checa nos llegamos a tutear de verdad.
También estaba el tema de la mecánica, pequeños conceptos para salir de alguna que otra situación, preparar un buen botiquín, programar GPS, buscar mapas internacionales, vacunas e ir completando un equipaje para dos meses, donde obviamente tienes que “llevarte la casa encima”.
¿Y QUE LLEVAR?
Cuando te planteas dos meses viajando en moto, siempre surge la pregunta de qué llevo. En mi caso, simplifico mucho en los viajes, poca ropa, un pequeño neceser con productos de higiene personal, documentación necesaria para el viaje que escaneo, llevo en un soporte digital y además me envío por correo electrónico, por aquello de “por si acaso”. Un buen botiquín, una caja de herramientas, una tienda de campaña, mis mapas, y a ser posible un poco de música.
A parte, me gusta llevar un equipo informático discreto para poder conectarme “cuando pueda y sin buscarlo” y compartir el día a día.
Mi equipo fotográfico y una carpeta, porque tengo por costumbre escribir sobre los viajes que hago.
Por su puesto, aceite para la moto y grasa para la cadena.
IRAN Y UNA MUJER EN MOTO
Una de las cosas que más me preocupaba al principio, era el paso por este país, donde hay restricciones por la cilindrada de las motos y las mujeres tienen muchas prohibiciones.
¿Una mujer, sola por Irán y conduciendo una moto de 798c.c?; esto parecía no encajar bien con lo que se supone conocemos de este país, sin embargo tras una entrevista en la Embajada de Madrid, con una infusión de té iraní con azahar por en medio, me dejo un poco más tranquila. He de reconocer, desde ya, que aunque mi destino sea la India, creo, que mi viaje será este país, aunque como todo, ya veremos cuando esté rodando por allí, pero “CREER LO QUE VEMOS” es mi filosofía, así que una vez finalizado el viaje podré tener opinión propia al respecto.
Me aseguran desde esta Embajada que las mujeres están empezando a conducir e incluso están formando a la primera conductora de autobuses. Me preguntan una y otra vez, “¿A dónde se cree usted que va?, nosotros somos un país diferente a nuestros vecinos, afirman, y es que son “persas”, no árabes y cuando poco a poco vas investigando acerca de su historia te das cuenta de que nada tiene que ver con lo que suponemos nosotros. Como apunte decir, que el sistema hospitalario que conocemos es herencia de este país. Irán tiene grandes inventores, poetas y muy buenas universidades.
Es un país con una gran historia a sus espaldas, de las más antiguas que se conocen, con verdaderas joyas declaradas patrimonio de la Humanidad, grandes desiertos y montañas.
Veinte días para descubrir este país, donde sobre GPS y mapas he ido trazando rutas para adentrarme en desiertos, salares o pueblos remotos.
EL SALTO A LA INDIA
Se supone que llego a la India volando para saltar Pakistán y saco la moto del infernal aeropuerto de New Deli, lo que me llevará unos días, y aquí es donde “comienza el final”, mi recorrido por el Rajasthan, región que siempre me atrajo por sus templos, por su belleza. Durante veinte días recorreré esta zona para descubrir a sus gentes, sus colores, su “locura” a la hora de circular en moto, reconozco que esto último es lo que más me preocupa, pero, “donde fueres haz lo que vieres”, así que, si todos pasan por la rotonda a la vez, pues una más no se va a notar ¿O si?.
La India es un país que siempre me atrajo, sin saber explicar muy bien el por qué, pero muchas cosas de mi día a día siempre me llevaban a este país, lecturas, películas, gente, conversaciones, ¿El destino?
Al final la India cambio mi vida y me ha traído cosas muy buenas este año en el que preparaba todo mi viaje, personas a las que no hubiera conocido de no ser por esta aventura en moto.
A groso modo, lo anterior relata el “previo a mi viaje”, una pequeña crónica sobre lo que durante estos meses he ido organizando, aunque en un viaje de estas características es imposible llevarlo todo planificado, por lo que la capacidad de improvisación es importante para ir solucionando problemas del día a día que estoy segura surgirán, como segura estoy de que conoceré a gente extraordinaria y volveré cargada de anécdotas y relatos que solo se pueden vivir lanzándote a disfrutar aventuras soñadas en moto y es que, “lo mejor esta por venir”.
ELSI RIDER