Buenos Aires, 19 nov (dpa) – Cristina Fernández de Kirchner retomó oficialmente la presidencia argentina con cambios «profundos» de cara a sus últimos dos años de gestión en los que buscará apuntalar un delfín que en 2015 posibilite la continuidad del kirchnerismo, modelo que nació hace una década con su fallecido marido y ex jefe de Estado, Néstor Kirchner (2003-2007).
Tras la cirugía del 8 de octubre para que extraerle un hematoma intracraneal, la mandataria «volvió con todo», señaló hoy el diario «Página/12», que sostuvo que la presidenta realizó «uno de los más importantes cambios de gabinete desde 2007 (y, acaso, desde 2003)».
La designación de tres ministros, «dos de ellos en áreas determinantes y fuertemente simbólicas, es una apuesta fuerte en el segundo tramo del mandato» para «relanzarse en el tramo que queda hasta 2015», analizó el matutino.
La creciente inflación -entre el 10 y el 25 por ciento, según cifras oficiales o privadas- y la fuga de divisas son los principales temas económicos que preocupan al gobierno, que el 27 de octubre sufrió un duro revés electoral.
El reposo obligó a Fernández de Kirchner a mantenerse al margen de la campaña para los comicios legislativos, en los que el oficialista Frente para la Victoria (peronista) perdió en 15 de los 24 distritos del país, entre ellos los cinco más importantes a nivel demográfico.
La mandataria optó cambiar ante un desafiante escenario político y económico. Eligió a Axel Kicillof como ministro de Economía y a Jorge Capitanich como jefe de Gabinete Jorge Capitanich. «Son figuras de perfil alto, dotados para el debate público», indicó «Página/12».
La figura de Kicillof, hasta ahora viceministro, creció en los últimos años, sobre todo desde que en abril de 2012 el gobierno tomó la decisión de expropiar el 51 por ciento de las acciones de YPF, la petrolera que estaba en poder el grupo español Repsol.
«En el establishment», indicó el periódico, al polémico Kiciloff «le tienen justificada inquina, porque es un acérrimo defensor del ‘modelo’ y crítico de las políticas neoliberales (…) Es factible que los anuncios corran tanto o más rápido que las versiones».
Oposición, analistas y prensa en general coinciden en que Kicillof marcará «una profundización del modelo económico».
Para frenar la salida de dólares, Kicillof impulsa desdoblar el cambio y mayores restricciones que refinen el control cambiario. «En esa línea, propició el tipo de cambio diferenciado. Esto es, un dólar para los exportadores, otro para los importadores, otro para quienes quieran viajar al exterior», señaló el diario «Clarín».
Los especialistas, según el matutino, indican que los programas de cambio diferenciado pueden ser exitosos en el corto plazo al generar fuertes ganancias al Estado en su primer año.
«Se revalúan las reservas, lo que genera la posibilidad de girar más utilidades del Banco Central al Tesoro. Se devalúa parcialmente la moneda, sin todo el impacto inflacionario de esa medida», enumeró «Clarín», que advirtió que «luego las presiones son muchas».
«Cada sector de la economía hará su lobby para pasar de un tipo de cambio a otro (…) Esos lobbys pueden ser territorio de corrupción».
Desde la oposición consideran que el nombramiento de Kicillof no representa un aliento a la inversión, a la vez que en mayor medida destacaron el arribo de Capitanich.
Julio Cobos, ex vicepresidente y diputado electo por la opositora Unión Cívica Radical (UCR) elogió la «experiencia» de Capitanich en «cargos de gestión» y su capacidad para articular «con los ministros, con los gobernadores» diversos «temas pendientes». A su vez, lo vio como un posible «heredero» del kirchnerismo.
El presidente del bloque de diputados del PRO, el opositor Federico Pinedo, dijo que «pareciera que estos cambios son de mayor seriedad económica, no tanto por Kicillof sino por Capitanich, que es una persona seria y de una conducción más racional».
El electo diputado por el opositor Frente Cívico, Progresista y Social (FCPyS) Hermes Binner cuestionó el desembarco de Kicillof al considerar que implica reforzar el rumbo económico, lo que equivale a «soslayar el problema de la inflación».
«La Nación» apuntó que la llegada de Capitanich a la Jefatura de Gabinete «buscará darle al gobierno un perfil de mayor gestión, con una presidenta que necesitará recostarse en funcionarios con peso propio hasta que se recupere definitivamente de su estado de salud».
Como otros medios, el diario ubica a Capitanich entre «los pocos presidenciables del espacio oficial».
«Con años de gobernador y generosas revalidaciones electorales, se lo recoloca en la escena nacional. Es imposible no ligar la jugada con la necesidad del kirchnerismo de ir pensando en potenciales candidatos propios a las presidenciales», señaló «Página/12», que definió a Capitanich como «un hombre con ambiciones políticas».
Por Ignacio Pereyra