Ciudad de México/Culiacán, 14 nov (dpa) – No juega de enganche, ni siquiera es zurdo y para colmo es un defensor. Pero Diego Armando Barbosa puede jactarse de ser «el otro Diego Armando» del Dorados, club de la segunda división del fútbol mexicano que tiene al ex astro argentino Maradona como entrenador.
Barbosa, mexicano de 22 años, llegó al «Gran Pez» esta temporada después de haber pasado por las inferiores del Atlas, de primera división, y por el Mérida, en el ascenso nacional. Sin embargo, en Dorados está cumpliendo uno de sus sueños: compartir vestuario con el ex capitán de la selección argentina.
«En lo personal, su llegada era algo que no podía creer. Yo lo veía a Maradona muy lejos, uno no se imagina que de un día a otro va a estar entrenándote y en la banca de tu equipo. Te das cuenta hasta que por fin lo vives», declaró Barbosa a dpa.
El nombre del joven lateral no es casualidad. «Me llamo así por Maradona. Nací en 1996, a mis papás ya les había tocado ver toda su carrera y les gusta el fútbol», señaló Barbosa.
«Para entonces, mis papás ya tenían dos hijos. Mis hermanos ya estaban en el ambiente del fútbol. El nombre de Maradona les pareció bueno para mí, hasta mis hermanos dijeron que sí», añadió.
En septiembre, con Dorados en antepenúltimo puesto, Maradona asumió el cargo de técnico a medio torneo para sorpresa de todo el fútbol mexicano. A pesar de que algunos dudaron sobre su capacidad como entrenador, su llegada cambió de manera radical el presente del equipo de Culiacán, en el estado de Sinaloa, en el noroeste de México.
Con el argentino, Dorados ganó seis partidos, empató uno y perdió otro en el Ascenso MX, con lo que consiguió enderezar el rumbo y clasificarse a los playoffs por el título del Apertura 2018.
Barbosa está encantado de su experiencia con el «Diez» al mando. «Es muy humilde, se acerca mucho a nosotros, nos abraza, platica contigo, la verdad que no te imaginas que después de todo lo que hizo en su carrera, de todo lo que ganó, sea tan buena persona», explicó a dpa.
El jugador, como todo el plantel, no pudo esperar para tomarse una foto individual con Maradona al finalizar el primer entrenamiento que dirigió el argentino, auxiliado por su compatriota Luis Islas.
«Sabía un poco de Maradona, porque en Mérida me tocó conocer a Fernando Signorini, que fue su preparador físico en algún momento», relató Barbosa a dpa.
«Se ve que disfruta cada entrenamiento, cada partido, al máximo», añadió. Maradona suele festejar efusivamente los goles de Dorados. Además, el argentino encontró una cábala (superstición): cada triunfo de su equipo es festejado con una cumbia que Maradona baila en medio del vestuario, al que suelen sumarse algunos jugadores mientras los demás aplauden.
A pesar de portar semejante nombre, Barbosa asegura que no le ha costado llevarlo en su naciente carrera. «Nunca fue una carga, pero sí me echaban carrilla (burla). De repente, por mi posición, me quitaba uno o dos jugadores y mis compañeros me decían ‘ya te estás ganando tu nombre'», explicó a dpa.
Sin embargo, no presume de sus nombres. «No le he dicho a Maradona, no me he acercado a decirle ‘mis dos nombres son por ti’. De hecho, son pocos los compañeros que lo saben», aseguró.
Pero Barbosa sí tiene una anécdota que involucra directamente a Maradona. «Hace unos ocho años, recuerdo que teníamos en la casa de mis papás un libro sobre Diego, pero nadie sabe por qué se extravió», recordó.
«Cuando llegó Maradona a Culiacán, lo volví a comprar y se lo envié a mis padres, pero la diferencia es que ahora el libro lleva la dedicatoria y la firma de Diego», dijo con alegría.
Dorados jugará este miércoles y el próximo sábado los cuartos de final del Ascenso MX ante los Mineros de Zacatecas, a quienes ya vencieron en el torneo regular con Maradona en los banquillos. El «Gran Pez» recibirá la ida primero y cerrará de visitante.
«Estamos muy ilusionados», precisó Barbosa, titular en el partido del sábado pasado ante Atlético San Luis. «Mi sueño es debutar en primera división y ojalá que sea aquí», finalizó el «otro Diego Armando» del Dorados.
Por Manuel González Vargas (dpa)