Ayrton Senna, historia de un domingo negro que cambió la Fórmula 1

Aniversario muerte Ayrton SennaSTUTTGART/IMOLA (dpa) – Aquel 1 de mayo de 1994, Ayrton Senna visitó la curva de Tamburello antes de que arrancara la carrera. El brasileño anduvo por el Gran Premio de San Marino con el rostro deprimido durante todo el fin de semana, después de que accidentes y tragedias se sucedieran casi sin descanso.

Fue en Tamburello, en la vuelta siete, donde el piloto se salió de la trazada con su Williams a 321 kilómetros por hora. Según los datos que aportó después la telemetría, chocó contra el muro a 214 km/h.

Senna murió horas después, poniendo fin a una carrera llena de éxitos y dando comienzo al mito. Pero la muerte del que sea posiblemente el piloto más carismático de todos los tiempos también conllevó muchos cambios en la seguridad de la máxima categoría del motor.

«Imola fue un desastre. No pudo ser peor y los días de después fueron muy amargos», recordó el alemán Michael Schumacher, que rodaba apenas unos metros por detrás de Senna cuando el brasileño de 34 años chocó. Para Bernie Ecclestone, dueño de los derechos de comercialización de la Fórmula 1, la muerte del tres veces campeón del mundo fue como «ver a Jesús siendo crucificado en directo».

Senna, cuyo cuello ladeado hacia la derecha, inmóvil, hacía presagiar lo peor, fue trasladado en helicóptero a un hospital después del violento accidente. Y cuatro horas después, la doctora de la clínica Maggiore de Bologna, Maria Teresa Sandri, confirmó a las 18:05 la muerte a la cadena italiana RAI.

Un error en la barra de dirección del vehículo pudo causar el accidente. Supuestamente Senna había instado sus técnicos la recomposición de esa pieza. La rueda delantera derecha salió disparada del vehículo y golpeó al brasileño, pero aún hoy después de los largos procesos judiciales no se sabe con exactitud por qué Senna perdió el control de su bólido.

«Lo que ocurrió aquel día, lo que causó el accidente, aún me persigue hasta el día de hoy», dijo en 2013 después Adrian Newey, uno de los directores técnicos de Williams aquel fin de semana, a «BBC Sport».»¿La rotura de la barra de dirección fue la causa u ocurrió durante el accidente?», se preguntó el británico, actualmente en la escudería Red Bull.

Viviane Senna, hermana del piloto, aseguró que la barra no fue la única responsable de la muerte del brasileño: «Todos son culpables, todos tuvieron su participación. De haber habido condiciones apropiadas, un elemento solo no habría llevado a este desenlace. Si la barra de dirección no tenía aquel problema, los otros factores no habrían tenido el impacto que tuvieron. Todos, todos son culpables de esa muerte».

«Ayrton era uno de los pilotos que demandaban más seguridad, y ese tema no era tomado seriamente en cuenta. Fue necesario que se muriera Ayrton, que se muriera (Roland) Ratzenberger, para que se tomaran las medidas que deberían haber sido tomadas antes», añadió recientemente en una entrevista con la agencia dpa en sus oficinas de Sao Paulo, la ciudad que vio nacer al piloto.

Muchos coinciden en que la muerte de Senna fue necesaria para que la Fórmula 1 cambiara su concepto de seguridad.

«Lamentablemente siempre se precisó de un accidente. Siempre serán los sucesos negativos de los que se aprenda más», dijo el cuatro veces campeón del mundo Sebastian Vettel. «La Fórmula 1 es hoy más segura, pero todavía no es segura porque aún pueden pasar muchas cosas».

La muerte de Senna supuso la última tragedia de un fin de semana negro. Su compatriota Rubens Barrichello salió prácticamente ileso después de volar literalmente con su Jordan-Hart y chocar contra una valla en los entrenamientos del viernes.

El sábado, Roland Ratzenberger murió en el que era apenas su tercer Gran Premio. El austríaco de 33 años perdió el control de su Simtek-Ford al quedarse sin alerón, se salió de la curva Tosa a 314 km/h y chocó frontalmente contra el muro.

Ya el domingo, el portugués Pedro Lamy golpeó fuertemente al Benetton del finlandés JJ Lehto en la salida y varias partes del coche llegaron hasta la grada, hiriendo a nueve espectadores.

El fin de semana negro en Imola cambió la historia de la Fórmula 1: desde entonces, no se dejó de invertir en investigaciones sobre seguridad. Y desde entonces, ningún piloto más perdió la vida sobre el asfalto.

Los resultados del proceso de aprendizaje fueron de muy diversa índole. Desde hace años un respaldo relleno de espuma de plástico protege la cabeza y nuca de los pilotos. Se especula que Ratzenberger habría podido superar con vida su accidente en Imola de haber contado ya con el denominado sistema HANS.

Las medidas de seguridad no cesan: tests de choque cada vez más duros, cockpits más grandes con asientos desmontables, neumáticos más ajustados, mejores cascos, más zona de proteccion y disposiciones más rigurosas en los circuitos son el resultado de los esfuerzos de pilotos responsables como Schumacher y de la Federación Internacional de Automovilismo (FIA) para limitar los peligros de la alta velocidad.

Pero aquel 1 de mayo de 1994 las condiciones eran muy diferentes en Imola. La historia de Senna podría haber sido muy diferente con todas esas medidas de seguridad.

A pesar de su prematura muerte, Senna es uno de los pilotos más exitosos de la historia de la Fórmula 1. Pero además de su tres títulos, 41 victorias y 65 poles, el brasileño era dueño de algo intangible que le hacía más especial que al resto.

«Senna era un tipo increíblemente carismático, un piloto sensacional que corría espectacular en lluvia. Una excepción», señaló el tres veces campeón del mundo Niki Lauda a la versión online de la revista «Auto Motor und Sport».

El piloto austríaco Gerhard Berger, compañero muchos años de Senna en la escudería McLaren, calificó al brasileño de «como el mejor y más carismático piloto» que conoció en el paddock. «Y con diferencia».

«Nadie era tan inteligente, tan ambicioso y tan centrado. Y me atrevería a extenderlo a Michael Schumacher y a la generación de ahora con Sebastian Vettel y Fernando Alonso».

Por Elmar Dreher