(dpa) – Conducir por pistas heladas y nevadas es impensable para muchos propietarios de coches clásicos, por eso la llegada de la primavera es el momento ideal para plantearse participar en un rally, algo más animado que un simple paseo.
Los rallies de coches antiguos son competencias bastante tranquilas disputadas por etapas. Peter Göbel, cinco veces campeón de Alemania de rallies como copiloto, diferencia entre la conducción de regularidad y la conducción por tiempo.
La mayoría de los eventos de coches clásicos entran en la categoría de tiempo, ya que son fáciles de entender. «Los vehículos cubren una distancia definida en un tiempo determinado, como 140 metros en 22 segundos. Es una cuestión de centésimas de segundo», dice Göbel.
¿Se puede mantener una velocidad constante con un coche clásico?
Cuando se compite en carreras de regularidad, con una velocidad constante, ésta debe mantenerse exactamente en una larga distancia, por ejemplo una media exacta de 47 km/h durante 23 kilómetros.
«Eso es fácil en un camino rural, pero difícil en carreteras de montaña, con sus curvas y pendientes», explica Göbel, quien pone en valor la labor del copiloto.
Diversión con gente de ideas afines
Para los principiantes, Göbel recomienda los rallies de un día cerca de casa para comprobar si se está preparado para la forma de conducción. Participar cuesta unos 100 euros (111,6 dólares).
Las salidas de orientación también son buenas para los novatos. «Se trata de una ruta de 75 kilómetros utilizando un mapa de la zona. Esta navegación con mapa casi nadie la hace actualmente», dice.
«Participar en un rally de coches clásicos permite divertirse con gente de ideas afines», prosigue Göbel. «Están bien organizados y ofrecen mucha diversión al volante», asegura. El Sauerland Klassic, que él mismo organiza, cuesta 1.500 euros y dura varios días.
¿Con qué coches se puede participar?
No se necesitan coches viejos y caros para participar en uno de estos rallyes, ya que modelos como el Fiat 500, el Mini o un Volkswagen Escarabajo también son aceptados.
Jan Hennen, vicepresidente de la Asociación alemana de coches clásicos (Deuvet) distingue entre las pruebas de regularidad y las de paseo: «En éstas, los participantes conducen por una ruta turística predeterminada sin pruebas especiales».
«En los rallies de regularidad, el piloto y el copiloto tienen que resolver tareas», dice Hennen. En algunos se permiten ayudas electrónicas, como apps específicas.
Para los principiantes, Hennen también recomienda eventos de un día cerca de casa. «Muchos organizadores ofrecen cursos de formación en navegación y cronometraje», explica.
Para los pilotos ambiciosos, recomienda eventos de varios días con etapas especiales cada día. «Pero esto puede ser agotador para el copiloto, así que no son para debutantes», reconoce.
No todos los modelos pueden participar
Los novatos deben prestar atención a qué modelos se permiten en cada prueba. Los coches exóticos son bienvenidos. «Básicamente se trata de divertirse con cualquier coche», explica Hennen.
El especialista en deportes de motor Hans Gerd Brauneiser aconseja a los recién llegados que practiquen antes del primer rally.
«Con un mapa de carreteras normal, el conductor y el copiloto pueden seguir una ruta determinada con antelación para coordinarse», dice el propietario del Rheinlandgarage de Colonia, en el Oeste de Alemania. «De lo contrario, la comunicación no funcionará durante las etapas posteriores», explica.
Los coches bien cuidados no necesitan preparación
Los vehículos clásicos no requieren ninguna preparación especial para estos eventos. Siempre que los coches estén bien cuidados y tengan la ITV al día. Brauneiser aconseja una puesta a punto previa, para asegurarse que el vehículo funciona correctamente.
Con frecuencia, los debutantes no saben interpretar los mapas. «La preparación es por lo tanto importante. Relaja al conductor y al copiloto durante el rally. Si no abre el mapa hasta la etapa especial, es fácil que entren en pánico», asegura Brauneiser.
Es entonces cuando el sudor empapa las manos del copiloto y los pies del conductor empiezan a pisar nerviosamente el acelerador.
Por Fabian Hoberg (dpa)