El hecho de ampliar la variedad de verduras que se ofertan en nuestros mercados, es siempre una buena noticia porque esto facilita su consumo. En este blog de gastronomía, vamos a hablar de la verdura conocida con el nombre de Kalette, que es un cruce natural entre la col rizada, denominada comúnmente como col Kale, y la col de Bruselas. Al igual que, por ejemplo, la calabaza potimarron, su nombre es francófono: “kale” alude a que se cultiva la parte tierna de la col y “ette” a su pequeño tamaño.
No es un producto de laboratorio modificado genéricamente, pues se han mezclado dos coles de la misma familia, pero de diferente especie. Podríamos decir que tienen el mismo tamaño de una col de Bruselas, pero no acogolla, es una pequeña col rizada y abierta.
Su color principalmente es púrpura y magenta, es el color que se asocia a los vegetales con propiedades antioxidantes, por ser un producto rico en carotenos, beta-caroteno y antocianinas. No obstante, el detalle más característico de esta verdura es su delicioso sabor, un tanto dulzón, tierno y crujiente. El disfrute del Kalette, en nuestra mesa, será durante el invierno, ya que el cultivo de esta verdura va del mes de diciembre hasta el mes de abril; necesita el frío para desarrollarse y se va haciendo muy poco a poco, aunque el poder degustarlo bien vale la espera.
El Kalette, originario de Reino Unido, acaba de aterrizar, como quien dice, en España. Hace tres años se empezó a cultivar en Tarragona, el año pasado realizaron una prueba de comercialización y, en esta última temporada, los agricultores esperan poder consolidar este producto.
En los últimos años, como ha venido ocurriendo con las verduras de pequeño tamaño, se ha convertido en una tendencia, como señala Manuel Moñino, vicepresidente segundo del Consejo General de Colegios Oficiales de Dietistas-Nutricionistas y presidente del Comité Científico de la Asociación para la promoción del consumo de frutas y hortalizas «5 al día».
Pero, más allá de aspectos coyunturales, los Kalettes cuenta con un aval nutricional importante. Existen estudios científicos que respaldan los valores nutricionales asociados a la reducción del riesgo de proliferación celular cancerígena, porque son verduras muy ricas en nutrientes como las vitaminas A, C y B6, que protegen a las células del daño oxidativo. También contienen proteínas, fibras y minerales como el calcio y el hierro. De la misma manera, en el Kalette, se encuentra un importante aporte de vitamina K, indispensable para la coagulación de la sangre, por tanto, puede decirse que favorece la circulación sanguínea, al igual que ayuda a disminuir los niveles de colesterol.
Por ello, puede decirse que, en el Kalette, se han logrado reunir las bondades de la col de Bruselas y de la col Kale. Además del gran sabor, los Kalettes destacan por su versatilidad a la hora de cocinarlos. Y es que, como coliflor asada, tiene una textura consistente y, a la vez, es deliciosa con una simple cocción al vapor durante, aproximadamente, 5 o 6 minutos.
Esta pequeña verdura, solamente, necesita, para estar apta para el consumo, ponerla debajo del grifo o en un recipiente con agua. Una vez aclarada con el agua, ya está lista para poder consumirse. Y es ideal para servirse como guarnición caliente, para ello bastará saltear la col en la sartén con un poquito de aceite de oliva, durante breves minutos. Al salteado de kalettes se le pueden añadir unas hierbas aromáticas, un ajo, algunos piñones, pasas,….y nos quedará una ensalada templada deliciosa.
En resumen, un verdadero manjar, que nunca puede decepcionar. Por eso, poco a poco, iremos añadiendo recetas elaboradas con kalettes.