Al Qaeda en Irak saca provecho del odio de los sunitas al gobierno

IRAKEstambul, 7 ene (dpa) – Terroristas islamitas intentan establecer un pequeño califato en el oeste de Irak. En varios distritos de la provincia de Nínive, en el norte del país, son ellos los que macan la agenda desde 2013.

¿Quién tiene la culpa de que los terroristas hayan ganado fuerza en Irak?

Los analistas occidentales ven como principal responsable al primer ministro Nuri al Maliki, quien tras la retirada de las últimas tropas estadounidenses del país árabe hace dos años ha descuidado a las milicias ciudadanas de sunitas, que fueron fundadas y financiadas por los estadounidenses. El jefe de gobierno chiita marginó además a los miembros de la minoría chiita, que hasta el derrocamiento del dictador Sadam Hussein en 2003 ocupaban muchos de los altos cargos del gobierno. En este contexto, el grupo extremista Estado Islámico de Irak y Siria (ISIS) ha podido expandirse.

El gobierno de Estados Unidos envía ahora a Al Maliki helicópteros, drones y misiles para combatir el terrorismo ¿Es esta estrategia inteligente?

El suministro de armas constituye tal vez la única oportunidad para Washington de influir actualmente en la situación de Irak. Los equipos de alta tecnología militar fueron lo único en lo que Al Maliki mostró interés durante su última visita a Estados Unidos. Washington intenta dejar claro a Al Maliki que debe acompañar la intervención militar de medidas para integrar a los sunitas, pero por ahora parece que ese mensaje no ha llegado del todo al primer ministro.

¿Y qué opina Al Maliki de la actual situación?

En las ciudades sunitas se formó durante el año pasado un movimiento de protesta en su contra. Ahora Al Maliki sostiene que ellos están haciendo causa común con los terrorista y con ello él mismo está contribuyendo a una mayor radicalización de algunos sunitas. La mayoría de los sunitas no quieren saber nada del Ejército nacional. Además tampoco permiten ninguna intervención de las unidades de la policía de Bagdad en sus barrios y consideran a las fuerzas de seguridad estatales «tropas chiitas», que tan sólo quieren asegurar el poder de Al Maliki.

Con su riqueza petrolera, el país tiene suficientes recursos para satisfacer materialmente a todos los grupos étnicos. ¿Por qué no se pueden poner de acuerdo los iraquíes?

Irak es uno de los países más corruptos del mundo. Gran parte de los ingresos del petróleo acaban de una u otra forma en bolsillos privados. Además los grupos terroristas sunitas y las milicias chiitas no hacen más que avivar el odio interreligioso.

¿Se cierne sobre Irak la amenaza de convertirse en un Estado fallido?

Los kurdos viven bien con su autonomía en el norte del país. El gobierno central han conseguido apaciguar las aspiraciones de mayor autonomía de otras provincias. En la conflictiva provincia de Al Anbar sería poco favorable una escisión, pues no cuenta ni con petróleo ni con agricultura.

¿Cómo se reflejará el conflicto actual en las elecciones legislativas de finales de abril?

Al Maliki se ha ido ganando la antipatía de algunos socios chiitas de su coalición. Puede que ahora consiga presentarse como el hombre fuerte que lucha contra Al Qaeda, lo que le aseguraría una reelección.

Por Anne-Beatrice Clasmann