África revisa en Dakar su estrategia de seguridad

8343028wDakar, 15 dic (EFE).- El continente africano hizo hoy un ejercicio de introspección sobre las amenazas a la seguridad que puso en evidencia que su gestión rebasa las fronteras nacionales y requiere una mayor implicación de actores locales e internacionales.

El epicentro de los debates tuvo lugar en el primer foro internacional de Dakar sobre paz y seguridad en África, que durante dos días reúne a jefes de Estado, ministros y expertos del mundo académico y empresarial para perfilar las prioridades de actuación.

«Una gestión estrictamente nacional de los desafíos de seguridad es ilusoria. La amenaza terrorista no tiene fronteras. Se nutre precisamente de su ausencia, de su porosidad», dijo el ministro francés de Defensa, Jean-Yves Le Drian, uno de los principales impulsores de esta cita.

Sesiones plenarias y talleres paralelos profundizan sobre una coyuntura en la que el déficit de gobierno, la debilidad de las instituciones democráticas, las nuevas tecnologías y la mayor movilidad de grupos yihadistas y extremistas como el nigeriano Boko Haram ponen a prueba la capacidad de un solo Estado para afrontarla.

«La cuestión que se plantea ya no es saber si Boko Haram es un problema nacional o regional. Lo que urge es saber cómo pueden ponerse en marcha los elementos de una respuesta regional, concertada, coordinada, a una amenaza sin precedentes», añadió Le Drian.

No se pretende ceder a la comunidad internacional el peso de la seguridad en África, pero se busca la manera de incrementar el esfuerzo colectivo.

«Los africanos tienen una capacidad de respuesta mucho más rápida», resumió el secretario general adjunto de las operaciones de mantenimiento de la paz de la ONU, Hervé Ladsous, sobre un campo en el que Naciones Unidas y la Unión Europea (UE) juegan también un papel preponderante.

Reflejo del apoyo extranjero es que, de las dieciséis operaciones de la ONU de mantenimiento de la paz, nueve se dan en este continente y que, de un presupuesto cercano a los 7.000 millones de dólares (5.615 millones de euros) para ese tipo de actuaciones, unos 5.000 millones de dólares (4.000 millones de euros) se dedican a intervenciones africanas.

«Se trata de garantizar una financiación previsible y duradera basada en prioridades definidas en común. Los Estados africanos deben dar un paso al respecto ante los cambios constantes de seguridad a los que se enfrentan», opinó el comisario para la paz y la seguridad de la Unión Africana (UA), Smaïl Chergui.

Se prevé que la Fuerza Africana en Espera, que agrupará cinco brigadas y debería ser capaz de movilizar a hasta 32.000 efectivos, esté operativa a partir de 2015 para reaccionar cuando sea necesario y es vista como una herramienta clave para la capacidad de respuesta del continente.

Pero la raíz del problema no solo es financiera. Para la enviada especial del secretario general de la ONU para el Sahel, Hiroute Gebre Selassie, «no se puede esperar un Sahel estable mientras persistan la pobreza y un paro juvenil endémico».

«El deterioro en el Sahel obliga a los Estados a consagrar cada vez más una parte sustancial de los recursos a la seguridad en detrimento de otros sectores, como los sociales, lo que presenta el riesgo de crear un círculo vicioso, porque frena el desarrollo y expone a los jóvenes al reclutamiento», apuntó la experta.

El crecimiento económico del África subsahariana, según los datos facilitados por la organización, ha avanzado a un ritmo medio del 5,5 % anual en los últimos diez años, pero se considera necesario elevar al 7 % ese porcentaje para garantizar cierta estabilidad.

Ante la urgencia de la situación actual, se impone una estrategia más a largo plazo, verbalizada por el representante de la UA: «La batalla más ardua es la prevención. Prevenir cuesta menos que curar, sobre todo en vidas humanas».

 

Por Marta Garde