Pekín, 18 nov (dpa) – Ante los planes del Partido Comunista Chino de «relajar» su controvertida política familiar de hijo único, desde distintos sectores de la sociedad se elevan las voces que piden su abolición definitiva.
El viernes, las autoridades chinas anunciaron que permitirán tener dos hijos a las parejas en las que uno de los cónyuges sea hijo único. Según dijo a dpa el demógrafo Liang Zhongtang, ese cambio podría beneficiar a aproximadamente diez millones de familias, principalmente en áreas urbanas.
El partido decidió flexibilizar su política familiar, vigente desde hace más de 30 años, ante la falta de mano de obra y los graves desequilibrios de género que provocaba en algunas regiones.
La modificación también responde al rápido envejecimiento de la población china, de 1.350 millones de personas. Y llega tras años de críticas por fomentar graves violaciones de los derechos humanos, como esterilizaciones forzosas y abortos con embarazos ya avanzados.
Según Liang y otros expertos, a los que se suman organizaciones internacionales, la única forma de combatir estos abusos ejercidos por los funcionarios locales de planificación familiar es aboliendo la política de hijo único.
«No se trata de que las familias que han sido hijos únicos quieran tener dos hijos», señala un ex asesor del gobierno. «El propio control de la reproducción viola los derechos humanos y entra en conflicto con el concepto de país moderno», añade. «Hemos de solucionar ese problema clave.»
De la misma opinión se mostró el activista Hu Jia. «La planificación familiar forzosa y violenta debería ser calificada como crimen contra la humanidad», escribió en Twitter.
Los problemas derivados de esta política son más frecuentes en las zonas rurales. Con frecuencia, salen a la luz informaciones sobre agentes de planificación familiar acusados de coaccionar a mujeres para que se sometan a una esterilización o utilicen anticonceptivos intrauterinos.
Los nacimientos no autorizados siguen siendo objeto de multas, que en las áreas rurales ascienden de media a un 20 por ciento del salario anual familiar, según cálculos oficiales.
Así, para el director de Human Rights Watch en Asia Brad Adams, el cambio de postura de las autoridades «habría sido un gran paso si se hubiera abolido todo el sistema de cuotas a la natalidad y eliminado el uso de coacción».
Aunque esta flexibilización es «un paso adelante», todavía puede limitar el derecho a la reproducción e inducir a abusos, añadió Adams. Liang fue aún más allá en su crítica: «Aunque tenga derecho a tener un segundo hijo, no lo decido yo en función de mis derechos, sino que se decide en función del comportamiento reproductivo de mis padres».
Ante esta situación, la abolición de la política impulsaría la popularidad del partido en casa y en el extranjero, y hay señales de que esto podría ocurrir. El año pasado, un informe de la fundación para el desarrollo y la investigación en China -un think tank del gobierno- recomendó relajar la política familiar en los próximos tres años «en regiones donde se hubiera aplicado de manera estricta».
La agencia oficial de noticias Xinhua citaba el informe alegando que «para 2020 no será necesario continuar con la política familiar, pues la gente decidirá de manera más racional sobre asuntos de natalidad.»
Por Bill Smith